La Responsabilidad Social en la agenda de las naciones

La Responsabilidad Social en la agenda de las naciones

La Responsabilidad Social en la agenda de las naciones

José Mármol

Hablar de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) parecía ser, tanto para defensores y propulsores, como para escépticos y detractores, una cuestión novedosa que concernía a las empresas privadas y su necesidad estratégica de impactar favorablemente el entorno social y medioambiental en que operan, logrando, consecuentemente, una suerte de blindaje frente al riesgo sociopolítico para el presente y porvenir del negocio.

Una visión aun más estratégica del accionar de la RSE subraya el foco de la sostenibilidad, que procura el establecimiento de equilibrio y armonía entre el interés privado o de las empresas, el interés público o del Estado y el interés general o de las organizaciones no lucrativas que integran la sociedad civil, para que, junto a otros componentes del ecosistema como los gremios, las cooperativas, las comunidades y las universidades, entonces, tenga lugar lo que hemos de llamar ahora Responsabilidad Social (RS).

Es decir, la responsabilidad que no solo concierne al ámbito corporativo, sino también, a toda la sociedad y al Estado, para ser parte de la agenda de cada nación y, al mismo tiempo, de la agenda del diálogo entre las naciones del mundo.

No se trata ya de que no puede haber empresas sostenibles ni exitosas en sociedades amenazadas o fracasadas, sino, más aun, que no hay soluciones locales a problemas de envergadura global; por lo que, el concurso de las naciones y de los organismos internacionales es imprescindible para afrontar retos de la sociedad posmoderna como la desigualdad, la pobreza, el hambre, los desplazados por guerras y genocidios, los flujos migratorios y refugiados, el radicalismo religioso, el trabajo infantil, la esclavitud sexual, el analfabetismo, el capitalismo salvaje, el totalitarismo ideológico, el comercio injusto, el terrorismo, entre otros.

Esta es una de las razones por las que La Rural, del barrio de Palermo, en Buenos Aires, Argentina, haya sido el escenario, los días 10 y 11 de septiembre, del Tercer Congreso Internacional de Responsabilidad Social (CIRS 2015), bajo el lema “Federalismo responsable con eje en la empleabilidad”, y al que asistieron líderes políticos y empresariales, así como exjefes de Estado de la talla de Lula da Silva; ganadores del Premio Nobel de la Paz como Rigoberta Menchú Tum (1992) y Kailash Satyarthi (2014); ambientalistas como Patric Moore, cofundador de Greenpeace, así como representantes en Argentina del sistema de Naciones Unidas, el PNUD, la FAO, diplomáticos, catedráticos, funcionarios y dirigentes de la sociedad civil de Latinoamérica, entre otros, para reclamar a la sociedad planetaria el respeto a los derechos humanos fundamentales, trabajo digno, libertad de expresión, tolerancia ante la diversidad cultural y una conducta más responsable y amigable con el medio ambiente, entre otros tópicos relevantes.

El presidente académico del congreso, Bernardo Kliksberg, se pronunció, en el acto inaugural, a favor de profundizar la Responsabilidad Social (RS) de las políticas públicas, empresarios y sociedad civil, para poder luchar eficazmente contra la desigualdad, que es generadora de pobreza y principal obstáculo para un crecimiento sostenido e inclusivo de los pueblos. Solo de esta forma podemos crear oportunidades que permitan el desarrollo del talento humano a favor de un mejor futuro para todos y para el mundo.

El Estado y sus corporaciones, las empresas privadas, la sociedad civil y los demás componentes del ecosistema de la Responsabilidad Social (RS) están conminados a asumir conductas éticas y socialmente responsables, de manera que el futuro sostenible de la humanidad sea, de una vez por todas, un tema cardinal, manejado con profundidad y absoluta seriedad en la agenda de las naciones. Si fracasáramos en esta tarea, entonces, habría fracasado la humanidad.