La reinvención de la guerra

Con el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y la “Fat Man” sobre Nagasaki tres días después, dejando más de ochenta millones de víctimas mortales, la humanidad parecía haber llegado al límite de lo imaginable en materia de tecnología bélica. Pero no ha sido así.
Drones, vistas satelitales, municiones merodeadoras, vehículos autónomos terrestres, aéreos o marítimos, inteligencia artificial, automatización de la logística, fuegos y misiles intercontinentales, Big Data, robótica, impresión 3D, han hecho replantear la configuración de los ejércitos, creando una sorprendente revolución militar.
A pesar de la evolución a que han sometido los tiempos modernos a la guerra y los ejércitos. a lo largo de al menos 450.000 años en que se registran enfrentamientos armados, ha habido una necesidad de elevar el nivel cultural y técnico de las tropas. En respuesta a mayores exigencias tecnológicas y la alta complejidad que el campo de batalla actual impone.
Grupos terroristas, “lobos solitarios”, ejércitos irregulares, corporaciones económicas, mercenarios, guerrillas, paramilitares, ejércitos convencionales y cualquier combinación de todos los anteriores, también son parte de las novedades. Protagonizan los conflictos que se están dando en buena parte del globo.
Ahora la conquista de territorios para “imponer la paz” implica exhibir las más moderna y compleja tecnififación.
Aún más allá, las guerras de hoy no se limitan al conflicto bélico entre bandos. Se expanden a niveles informáticos, económicos y hasta psicológicos.
De hecho, se puede decir que vivimos en un estado de guerra perpetuado en el que sin llegar a enfrentarse de forma abierta en el campo de batalla, los actores se ven inmersos en una competición cruenta que tiene como escenario lugares insospechados.
Los ejércitos pocas veces se llegan a medir cuerpo a cuerpo sobre el terreno. Las operaciones encubiertas, ataques informáticos y bloqueos económicos o políticos provocan un daño mayor que algunas de las guerras del pasado.
La posibilidad de quebrar la moral de una sociedad atacando mediante mecanismos no convencionales provoca un considerable número de afectados.
Si usted es de los que no lo cree échele una miradita a lo que ocurre en Ucrania y la Franja de Gaza. No tiene que estar allí. La guerra también es mediática.