¿La reforma: por dónde viene?

¿La reforma: por dónde viene?

¿La reforma: por dónde viene?

Frederich E. Bergés

Habiendo el presidente reiterado que la reforma tributaria es una de las doce reformas pendientes, cuya discusión formal deberá iniciarse esta semana, una de las preguntas más socorridas es por dónde habrá de venir esta reforma.

Sobre todo porque al usar el término tributario en vez de fiscal, pudiese entenderse que solamente se pretende modificar la estructura de impuestos con la finalidad de aumentar los recaudos del gobierno.

A estos efectos existen múltiples vías para enfrentar dicho propósito, más aún si se pretende que los resultados de la reforma sean incorporados al próximo Presupuesto.

Uno de los tantos caminos que se han comentado en corrillos informales es el pretendido consenso entre los países más desarrollados de crear un impuesto mínimo global.

Esto es, una tasa con la cual se pretende gravar los servicios digitales transfronterizos. Como ejemplos tenemos las patentes de medicamentos o el uso de software.

Existen otras propuestas más sencillas y plausibles que también circulan profusamente, como el caso de la iniciativa del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles, CREES. El resumen que hemos visto plantea una simplificación del sistema actual, acompañado de un proceso de desmonte gradual que procura incrementar en el tiempo las recaudaciones.

Uno de los puntos que consideramos más interesante de esta propuesta es la de un proceso que conlleve dos componentes.

El primero es la promulgación de una ley de responsabilidad y transparencia fiscal, muy bien expuesto en el documento bajo el mismo título del Departamento de Estudios y Política Tributaria de la antigua Secretaría de Estado de Hacienda, en mayo del 2009. El segundo objetivo vendría siendo la modificación del actual Código Tributario.

Sea cual sea el camino que finalmente decida escoger el país para la consecución de esta reforma, lo importante es iniciar de inmediato el debate de las diferentes alternativas, no tan solo con el objetivo de lograr un consenso, sino también poder determinar el camino más viable y sano para el futuro de las finanzas públicas del país.



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