En sentido general el neoliberalismo se ha caracterizado por tres elementos comunes en su desarrollo, a saber: La Reforma Comercial- apertura y libre mercado-, La Reforma del Estado- las privatizaciones y la desregulación- y por último las Reformas Laborales– flexibilización, en diferentes grados, del empleo.
El modelo neoliberal que actualmente rige en la economía Dominicana tuvo sus orígenes en el gobierno del Dr. Salvador Jorge Blanco (1982-86), con la firma del acuerdo de ´´facilidades ampliadas¨ entre el Estado y el FMI, el cual comprendía un financiamiento al país pero condicionado a la aplicación de un paquete de medidas de ¨ajuste¨. Dentro de estas medidas se encontraba la preferencia por los mecanismos del mercado en la determinación del precio del dólar (tasa de cambio) y del dinero (tasa de interés), entre otras medidas desregulatorias y librecambistas.
Con el Dr. Balaguer (1986-96) se inicia el proceso de apertura comercial que culmina con la firma del tratado de libre comercio con los EEUU y Centroamérica, el DR-CAFTA, negociado durante los periodos del Ing. Hipólito Mejía (2000-04) y el segundo gobierno del Dr. Leonel Fernández (2004-08) y firmado en esta ultima administración (2005).
Sin embargo es en el primer gobierno del Dr. Fernández (1996-2000) donde se aplican con mayor claridad las políticas neoliberales que se hacían necesarias en ese momento para completar las reformas estructurales del Estado Dominicano. La capitalización de las empresas del gobierno, como eufemísticamente se le denominó al proceso de privatización de CORDE, el CEA, CORPHOTEL, la CDE etc. se convirtió en una de las tres patas fundamentales del nuevo modelo. Ya mucho antes se habían privatizado la mayoría de las obras públicas. La construcción de canales, acueductos, carreteras, escuelas, hospitales etc. eran contratadas ya con empresas privadas.
Posteriormente se efectuaron otras privatizaciones, como la de los principales puertos, los aeropuertos, peajes y hasta la lotería Estatal, sin mencionar que los principales servicios públicos como la salud, la educación y el transporte de pasajeros fueron desatendidos por los diferentes gobiernos y sometidos a un alto nivel de desprotección, de manera expresa, con la intención de dejárselo a la inversión privada, con las consecuencias obvias del surgimiento de islas o grupos de poder (los dueños del país) desafiantes en muchas ocasiones de las leyes y el orden público.
Paralelamente a la implantación del neoliberalismo en la economía dominicana, esta se insertaba en la globalización (proceso inseparable del neoliberalismo) atravez de las llamadas zonas francas industriales y el turismo, en tanto que a lo interno los sectores que impulsaban el crecimiento estaban en el área de los servicios, como las telecomunicaciones, el comercio, la construcción y el sector financiero. Los sectores productivos como la industria y la agricultura perdieron peso específico en la economía.
El sector financiero que se había beneficiado enormemente, tanto con la nueva desregulación bancaria, como del crecimiento del comercio y de la construcción, así como también del crédito al consumo, seria premiado con el más reciente proceso de privatización: la de la seguridad social. Se crean las AFPs y las ARSs las cuales se convierten en las administradoras de los fondos de pensiones y los seguros de salud. Ambas estructuras ligadas estrechamente al capital financiero.
Hasta ese momento el modelo neoliberal que había transformado la economía y al propio Estado, y que también generó la mayor concentración del ingreso en varias décadas, aumentando significativamente los niveles de desigualdad y exclusión social, no estaba completo todavía. Uno de los tres elementos definitorios no se había logrado aun: La flexibilización laboral vía una reforma al código laboral.
Esta reforma o contrarreforma laboral, como algunos también la llaman, tiende, al igual que todas las de corte neoliberal, a la flexibilización de la legislación laboral, es decir, a la desregularización del mercado de trabajo eliminando aquellas trabas o ´rigideces¨ que entorpecen el mecanismo natural o de mercado de la oferta y la demanda.
Debemos indicar que después de más de dos décadas de flexibilización laboral en América Latina el resultado en términos de disminución del desempleo ha sido muy cuestionable, tornándose estas medidas en un mayor deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores expresadas en pérdida del poder adquisitivo y en mayor inestabilidad laboral. Se produce así una precarización de las condiciones de trabajo plasmadas en una mayor contratación a tiempo parcial y en la eliminación de empleos estables y seguros.
Esta semana inició el dialogo tripartito para la ¨actualizacion¨del código de trabajo. Todo parece señalar que estas modificaciones formaron parte de las promesas de campaña hechas al sector empresarial.
Dentro de las principales modificaciones que la patronal intenta hacer al código laboral están La reducción del preaviso por desahucio a 14 días en vez de 28 como es ahora. La disminución del auxilio de cesantía a tres años con un pago que no exceda los 4 salarios mínimos. El aumento de la jornada semanal de trabajo a 48 horas en vez de las 44 que existen hoy en día, así como de permitir el pago en caso de terminación por mutuo consentimiento del contrato de trabajo de las mujeres embarazadas. Esto haría desaparecer la protección que actualmente disfrutan.
Parecería que todo está preparado para que los empresarios logren sus objetivos de colocar la última pieza al rompecabezas del modelo neoliberal. Con un pueblo desmovilizado y un tibio sindicalismo no podría esperarse nada más.