La receta fondomonetarista

La receta fondomonetarista

La receta fondomonetarista

Los estatutos del Fondo Monetario Internacional -FMI- declaran como sus objetivos principales la promoción de políticas cambiarias sostenibles a nivel internacional, facilitar el intercambio comercial y reducir la pobreza. (¿?)

En la realidad, el FMI se ha transformado en el gendarme de las economías, que al ser el prestatario que impone las condicionantes más severas para el acceso de sus facilidades, es el prestamista de último recurso para sus naciones miembros y el brazo fuerte del llamado orden económico globalizado.

A pesar de que entre las naciones más desarrolladas o políticamente poderosas parece carecer de influencia, o al menos muy poca, su peso sobre economías emergentes, pequeñas o políticamente débiles, es enorme.

En el país, el FMI ha jugado el papel del villano, señalado así por nuestros gobiernos cuando fracasan en sus políticas, o cuando las autoridades de turno no han podido reaccionar con suficiente celeridad frente  a la externalidades internacionales que tanto han golpeado la economía nacional.

El supuesto memorándum confidencial de diciembre de  2011, el cual desmentido por el gobierno, pero aún no desmentido por el FMI, señala el siguiente listado: eliminación de exenciones fiscales en ITBIS y rentas, aumentar el ITBIS a un 18%, disminuir incentivos a la inversión, aumentar retenciones sobre rentas e intereses recibidos por ahorrantes, crear un impuesto selectivo al consumo para el alcohol y tabaco, subir impuestos a los combustibles, hoteles, moteles y vehículos.

O sea, disminuirle las capacidades económicas al ciudadano, hacer la economía menos competitiva y pasar cada vez más a un sistema de impuestos indirectos. ¡Vaya perla!

Hay otras alternativas más creativas, menos lesivas, que proponemos algunos estudiosos de la economía, que requieren igual coraje y determinación, pero con menos sacrificio para la sociedad.

Empeñémonos en armonizar una política de disciplina y equilibro, que asegure la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico, sin seguir recetas ni experimentos ajenos.



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