Barrreras, Azua.-En medio de rostros curtidos por el sol, incluidas media docenas de mujeres con hijos en sus brazos, Joselito, de 11 años de edad, inició una carrera casi alocada, entre piedras y polvo, hacia un destino desconocido.
El niño, pero con apariencia de adulto debido a la pobreza y a las altas temperaturas que todo el año golpean la zona, seguía los tres vehículos de la comitiva del presidente Danilo Medina que había programado una de las visitas sorpresa semanales en el lugar.
Los pobladores presentes estaban ante el asombro y la alegría. Ninguno, ni siquiera los dos octogenarios que han sobrevivido a las vicisitudes de la falta de recursos económicos materiales y espirituales, esencia para llevar una vida digna, había visto aquí un Presidente de la República.
A pesar de que Joselito se había desplazado con una velocidad similar a que el Jonathan bíblico, amigo del Rey David, lanzaba la saeta en Palestina, la tierra en la que manaba leche y miel; tuvo que frenar de golpe, porque en su cara fue cerrada la puerta que da acceso a la Escuela Nueva de Barreras. Allí se sostendría la reunión con pescadores que presentarían un proyecto de financiamiento al Jefe del Estado con la finalidad de mejorar sus precarias condiciones de vida.
Afortunadamente para el casi medio centenar de personas que miraba desde afuera, el mandatario Danilo Medina se percató de la situación y dispuso que estuvieran presentes en la actividad.
Vivir de la nada
En este distrito municipal perteneciente a la provincia de Azua prácticamente se vive de la nada; otrora fundamentaban el sustento familiar con la pesca y la elaboración de carbón vegetal.
Ambas actividades, sin embargo, ya no les dan rentabilidad: la primera solo favorece a los prestamistas e intermediarios, y la segunda está prohibida desde hace seis meses.
La localidad no dispone de calles asfaltadas ni mucho menos de aceras y contentes; resulta una odisea conseguir agua potable, pero también el servicio eléctrico es deficiente. La recogida de basura no constituye un problema porque escasea el alimento hasta para los humanos.
La esperanza de poder resolver los problemas ha sido para ellos un sueño, por lo que vieron, de repente, una luz en la oscuridad cuando llegó el Presidente de la República.
Las visitas por dentro
Esta estrategia permite conjugar lo humano con el empoderamiento de las comunidades y las posibilidades individuales de los pobres mejorar sus condiciones materiales de vida.
¿Les gusta la historia? La pregunta la hizo el Presidente de la República a los estudiantes que estrenan este año escolar su nuevo centro educativo, cuya respuesta afirmativa no se hizo esperar.
No obstante, comenzaron a salir las precariedades, siendo la primera la falta de un autobús para el transporte de los educandos. Al sentirse en confianza, varios de los comunitarios decidieron solicitar atención a necesidades como los servicios de agua potable, electricidad, arreglo de las calles, rehabilitación de caminos vecinales y la instalación de varias electro-bombas, a fin de irrigar terrenos improductivos por falta del líquido en el subsuelo.
Los aplausos llegaron rápidamente desde que el Mandatario anunció las primeras soluciones a los problemas, como suele suceder en las visitas sorpresa que cada domingo hace a una comunidad carenciada del país.
Los más beneficiados fueron los pescadores, porque de inmediato recibieron el anuncio de una donación de 20 botes modernos y un camión para el transporte de la mercadería.
Los escolares permanecían expectantes, porque para ellos no había caído el “maná” del cielo.
“Y para ustedes, la próxima semana les llegará el autobús, para que no vengan a pie a la escuela”, dijo el Mandatario, lo que desencadenó un prolongado aplauso y hasta un “cuatro años más, Presidente”.
Así culminó uno de los encuentros que cada semana, abre una puerta de esperanza a miles de familias en distintos puntos del país, que ven las visitas del Presidente una oportunidad para mejorar su calidad de vida.
Las fotos con el Presidente
Muchos de los beneficiarios con los financiamientos provenientes de las visitas presidenciales no desaprovechan la oportunidad de solicitar fotografiarse con Medina, a partir de que saben que la respuesta será positiva.
En algunos lugares inhóspitos ni siquiera ha aparecido un celular.