Una puerta que es apenas su marco y su hoja batiente, sin paredes ni vallas en torno, apareció cerca de una clínica en la ciudad rusa de Cherepovéts, en la región de Vólogda.
Hasta ahí, la situación es solo llamativa. Pero lo que la hace incomprensible es que, según relató un residente local ,un guardián pone un candado en esa puerta cada día.