En el tejido de la democracia dominicana, un elemento crucial emerge para salvaguardar la integridad de los procesos electorales locales: la prohibición legal que impide a los alcaldes en reelección realizar actos públicos para inaugurar obras municipales.
Esta medida, que entra en vigencia hoy martes 9 de enero, no sólo es un requisito normativo, sino un pilar esencial para asegurar un proceso electoral justo y equitativo en la República Dominicana.
El corazón de esta prohibición yace en la salvaguarda de la transparencia en el proceso electoral.
Al evitar que los alcaldes en reelección utilicen actos públicos como plataforma política, se resguarda la integridad del sistema democrático.
Esto asegura que los recursos públicos no se desvíen para obtener beneficios partidistas, manteniendo así la confianza de la ciudadanía en la gestión pública. La transparencia resultante contribuye a una percepción positiva de la democracia, donde las decisiones electorales son el resultado de una evaluación objetiva de las propuestas de los candidatos.
La fecha establecida por mandato de la Ley 20-23 sobre Régimen Electoral es hoy 9 de enero y marca el comienzo de un período crucial en el cual los alcaldes en reelección deben abstenerse de realizar actos públicos para inaugurar obras municipales.
Este inicio no es sólo un detalle administrativo; es un recordatorio tangible del compromiso con la integridad del proceso electoral.
Al respetar esta restricción desde su inicio, se demuestra un firme compromiso con la equidad y se establece un estándar elevado para la conducta de los líderes locales.
Cumplir con estas regulaciones es fundamental para garantizar un proceso electoral que refleje fielmente la voluntad de la población. Al prevenir el uso indebido de recursos y eventos públicos con fines electorales, se promueve una contienda justa donde los ciudadanos pueden evaluar a los candidatos basándose en sus propuestas y méritos.
Este enfoque contribuye no sólo a la estabilidad política, sino también al fortalecimiento de la confianza en el sistema democrático.
Aprovechamos este espacio para expresar finalmente que la prohibición de actos públicos para alcaldes en reelección en nuestro país se alza como un baluarte de la democracia.
Al proteger la equidad en la competencia, preservar la transparencia y garantizar el uso responsable de recursos públicos, estas regulaciones se convierten en cimientos sólidos para un proceso electoral que verdaderamente refleje los valores democráticos.
Respetar y cumplir con estas medidas no es solo un acto de conformidad legal; es un compromiso con una República Dominicana para que la voz del pueblo resuene de manera justa y equitativa en el ámbito electoral y democrático de los gobiernos locales.
*Por Víctor Féliz Solano