Hemos tenido un año electoral muy accidentado, pero que a su vez ha permitido mostrar la solidez de nuestra democracia.
Dos elecciones han sido pospuestas por razones diferentes y en ambas oportunidades han encontrado la actitud racional de nuestros principales actores políticos.
Con la suspensión de las elecciones del 16 de febrero al fallar los equipos con los que se implementaría el voto electrónico, pensábamos que difícilmente volveríamos a ver otra suspensión o posposición de comicios.
Las circunstancias llevan ahora a una nueva posposición de otras elecciones, aunque esta vez por una causa distinta.
La crisis sanitaria que golpea al país por la expansión del nuevo coronavirus Covid-19 hacía poco probable que se realizaran las elecciones presidenciales y congresionales este 17 de mayo sin que implicara someter a un riesgo de contagio a 7.5 millones de dominicanos.
La Junta Central Electoral consultó a los partidos sobre su posición en torno a una eventual posposición y frente a la opinión favorable se decidió por moverla para el domingo 5 de julio, con tiempo suficiente para celebrar una segunda vuelta en caso de ser necesario y que las próximas autoridades puedan asumir el 16 de agosto próximo.
La prioridad ahora es concentrarnos en contener el coronavirus y salvar vidas.
