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¿La primera vez debe doler? Mitos y realidades

Katherine Espino Por Katherine Espino
¿La primera vez debe doler? Mitos y realidades
📷 ¿La primera vez debe doler? Mitos y realidades

“Imaginé que sería el momento más hermoso de mi vida, que mi alma se desprendería de mi cuerpo para experimentar el mayor placer posible”, recuerda Rosa (nombre ficticio, pero historia real), una joven de 23 años. Pero la realidad fue muy distinta. Cuando llegó ese instante, sintió miedo. No estaba preparada y carecía del conocimiento necesario para comprender lo que implica una relación íntima. Su pareja, además, tenía ideas distorsionadas sobre el orgasmo y el disfrute, influenciadas más por la pornografía que por una educación afectiva y sexual adecuada.

Aunque su nombre fue cambiado para proteger su identidad, su testimonio refleja lo que muchas mujeres han vivido durante su primer encuentro sexual: incomodidad, confusión y dolor. Una experiencia que, lejos de ser placentera, puede tornarse traumática por razones culturales, emocionales y físicas.

El estudio “La experiencia del dolor durante la primera relación sexual femenina: mitología cultural sobre la iniciación sexual femenina”, publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., muestra que el dolor en ese primer acto está vinculado a factores como la corta edad, creencias conservadoras, expectativas poco realistas, como pensar que no habrá molestias, y emociones negativas, entre ellas la ansiedad o el temor. También se observó que muchas mujeres ya habían tenido experiencias íntimas no coitales antes del coito, lo que influye en cómo viven esa etapa.

Neolfis De León
Neolfis De León

A pesar de la narrativa social que idealiza ese momento como perfecto e inolvidable, la realidad muchas veces está marcada por el desconocimiento. Para desmontar los principales mitos en torno a la iniciación sexual y entender los factores que influyen en una experiencia consensuada y saludable, El Día conversó con la sexóloga clínica Neolfis De León.

“La vivencia sexual no es igual para todos, no responde a un guion. Depende de la conexión emocional, las ideas que cada persona tenga sobre el sexo y también de cómo fueron sus aprendizajes en la infancia y adolescencia”

Neolfis De León.

Cuando el dolor se normaliza: desmontando mitos

Uno de los mitos más arraigados, explica, es que la primera vez debe doler o dejar evidencia como la sangre. “Eso proviene del desconocimiento sobre el cuerpo femenino. Cuando no hay preparación, deseo o lubricación suficiente, puede haber molestias, pero no es una condición obligatoria”, aclaró. “Con información, consentimiento y una experiencia respetuosa, ese dolor puede evitarse por completo”.

Sostuvo que estas ideas surgen por la falta de educación sexual integral y el desconocimiento sobre el cuerpo femenino, especialmente en temas como la lubricación, el deseo o el juego previo, que son fundamentales para una experiencia íntima saludable.

Según De León, el dolor no es un componente obligatorio de la primera relación sexual. “Puede evitarse si hay información adecuada, consentimiento claro y preparación emocional. La lubricación, el deseo y el juego previo son elementos esenciales. Cuando hay una penetración apresurada, sin estimulación ni conexión emocional, es natural que haya molestias. Pero si todo fluye de forma respetuosa, no tiene por qué doler”.

Educación sexual: la gran ausente en muchos hogares

La psicóloga clínica Cinthia Ortiz

La psicóloga clínica Cinthia Ortiz coincide con esta visión y advierte que, aunque muchos jóvenes de hoy buscan información y hablan del tema con más libertad, persiste una minoría marcada por tabúes heredados. “Hay adolescentes que aún viven su sexualidad desde la culpa o el miedo. Esa desinformación los lleva, muchas veces, a iniciar relaciones sin la preparación ni el apoyo necesario, lo que puede derivar en consecuencias como embarazos no deseados o experiencias traumáticas”.

De hecho, un informe reciente de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) reveló que entre enero y marzo de 2025 se registraron 4,286 embarazos en adolescentes. De estos, el 94.68 % correspondió a jóvenes entre 15 y 19 años, mientras que el 5.32 % fueron en menores de 15, un grupo considerado de alto riesgo. Estos datos refuerzan la urgencia de abrir espacios seguros de diálogo entre padres e hijos.

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Ortiz exhorta a las familias a establecer vínculos de confianza: “Los adolescentes necesitan sentirse escuchados, no juzgados. Es responsabilidad de los adultos crear un entorno donde puedan expresar sus inquietudes, hablar de cambios hormonales y resolver dudas sin miedo”.

La «virginidad»

De su lado, el ginecólogo Luis Rodríguez advierte sobre una práctica cada vez más común en su consulta: padres que llevan a sus hijas adolescentes, algunas de apenas 15 años, para que un médico “verifique” si han perdido la virginidad.

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“Esto no solo es innecesario, sino perjudicial. En vez de educar, se genera vergüenza, ansiedad y hasta trauma emocional. El cuerpo femenino no es un objeto de control, y la virginidad no puede ni debe ser ‘verificada’ de esa manera”, enfatizó el galeno.

Rodríguez también destacó la importancia del uso del preservativo, otro punto donde abundan los mitos. “Aún hay quienes creen que el condón reduce el placer, cuando en realidad es una herramienta fundamental para prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual. En consulta, vemos con frecuencia casos de infecciones o embarazos en jóvenes que no usaron protección por prejuicios o ignorancia”.

Sobre los nervios y la ansiedad que suelen acompañar el primer encuentro íntimo, De León explicó que son emociones completamente normales. “Estamos hablando de un momento íntimo, nuevo y cargado de significados. Si no hay información, la tensión aumenta. Por eso, en lugar de reprimir ese nerviosismo, se debe canalizar para fortalecer la conexión emocional. El cerebro es el órgano sexual más potente: desde ahí se genera el deseo, que es la primera fase de la respuesta sexual”.

De León subraya que sin consentimiento no hay placer real, sino una experiencia marcada por el irrespeto y la invasión. “Cuando no hay preparación emocional, no existe verdadera conexión entre dos personas. No se trata solo de unir cuerpos, sino de encontrarse como seres humanos en un acto íntimo y significativo.

Hacia una sexualidad informada, segura y consensuada

Como dice Génesis 2:24: ‘y serán una sola carne’. Esa conexión solo se logra desde el respeto, la conciencia y el consentimiento mutuo”.

La sexóloga Neolfis De León, la psicóloga clínica Cinthia Ortiz y el ginecólogo Luis Rodríguez coinciden en que muchos de los mitos que rodean la primera relación sexual, como la necesidad del dolor, la sangre o la «prueba» de virginidad, provienen de la desinformación y la falta de educación sexual integral. Señalan que una experiencia sexual saludable depende del consentimiento, la preparación emocional, el conocimiento del cuerpo y una adecuada comunicación en pareja.

Además, advierten que prácticas como la verificación de la virginidad por parte de los padres pueden causar traumas y que el uso del preservativo no disminuye el placer, sino que protege de embarazos e infecciones. Subrayan la importancia de que las familias ofrezcan espacios seguros para hablar de sexualidad de forma natural, sin juicios ni tabúes, y desde un enfoque basado en ciencia y valores.







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Katherine Espino

Periodista digital. Community Manager. Locutora.

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