La “prestancia” carcelaria
Cada vez que las puertas de las cárceles se abren para algún “prestante”, la sociedad descubre el mal estado y la peligrosidad de esos recintos.
Hay que reconocer que ahora se debe hacer una diferenciación entre las cárceles del “viejo modelo” y las del “nuevo modelo”.
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Las del “viejo modelo” siguen siendo un almacén de almas, una verdadera negación a la filosofía penitenciaria dominicana que en teoría busca la reeducación del reo para su reinserción a la sociedad.
La más icónica de las ignominiosas cárceles tradicionales es “La Victoria”, cuyo nombre parece una burla para quienes allí son recluidos.
A los criminales más violentos les gustan las cárceles del antiguo modelo, porque en ellas pueden imponer su fuerza.
Así ha sido y así es, pero no solo cuando ingresa en ella algún “prestante”. Muchos condenados o preventivos por casos inocuos han tenido que vivir ese infierno.
Tal vez Odebrecht represente el impulso que se necesita para mejorar nuestro sistema penitenciario.
A lo mejor ahora se ofrezca un destino diferenciado a los presos preventivos, a los condenados que tienen tendencias violentas y a los convictos que no representan peligro.
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