Dos amigos se encuentran y, tras las clásicas formas de saludarse, interesarse por las respectivas familias y los inevitables ¿cómo te va? y te ves muy bien, surge la obligada pregunta bajando la voz: ¿Y cómo tú ves la cosa?.
La cosa, en este caso, puede tener diversas acepciones, pero todas ellas salpicadas de un matiz político o económico.
La respuesta, casi siempre, se va por el lado negativo, que es precisamente lo que quiere escuchar quien hizo la pregunta primero:
¡Bueeeno! La cosa no está clara El Gobierno es insensible A la gente se la está llevando el diablo Aquí va a pasar algo Cada vez pienso más que hace falta un Tru ¡No, eso no!…
¿Hasta qué punto se justifica una visión tremendista del presente y el futuro inmediato dominicano? Por una parte, si hemos de ser justos, tenemos que admitir que la tarea de gobernar no es fácil, que son muchas y muy difíciles las demandas y exigencias que con mucha justicia- plantea la sociedad a los que detentan el poder.
Pero por la otra parte, también es cierto que el Gobierno muchas veces parece sordo, por no decir indiferente, y parece divertirse viendo pasar ante sus narices las pruebas de la corrupción administrativa, o al exhibir una total ausencia de un orden de prioridades para invertir o gastar el poco dinerito de que disponemos.
Entonces ¿qué es lo que hace falta?
Yo diría que falta patriotismo, dentro y fuera del Gobierno pero temo hacer el ridículo si utilizo esa palabra (patriotismo) aparentemente pasada de moda y utilizada hoy día tan solo por los poetas y los políticos adocenados que no tienen otra cosa que decir. Pero también faltan, en cantidades industriales, mucha sinceridad, no menos honestidad y la más rígida austeridad.
Mientras todo eso llega, cada día son más los que preguntan: ¿Cómo tú ves la cosa? Usted, amigo lector o lectora: ¿cómo la ve?