Si el silencio de Educación y el Gabinete de Salud acerca de la solicitada suspensión de la apertura de clases el martes no había sido un indicio suficiente sobre la posición del Gobierno, las palabras de ayer del presidente Luis Abinader han despejado las dudas.
La postura del Gobierno sobre este punto es que todos debemos aprender a vivir con el virus del Covid-19 como lo hacemos con los que, desde siempre, han causado variadas formas de la gripe.
La insistencia por todas las vías acerca de la necesidad de que la población esté vacunada, se hace ahora coherente: no es posible volver atrás, a los días del encierro y la asistencia por la vía de los programas sociales.
Ante esta perspectiva, hay que hacerse cargo de que las probabilidades de que la deliberación de los integrantes del Gabinete de Salud y el Ministerio de Educación —o el Consejo Nacional de Educación— tendrá lugar este fin de semana sobre el eje de la vuelta a clases.
Un llamado en esta dirección tendría coherencia con la actitud de las autoridades durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo, que fue la de apertura total. El dejar hacer y el dejar pasar sólo estuvo mediatizado por la disposición de los particulares que preferieron mantenerse a resguardo del roce con multitudes y molotes.
La libertad de estar en desacuerdo con esta política de las autoridades no está en dudas, pero los indicios conducen a las aulas.