- Publicidad -

- Publicidad -

La Policía: Entre reforma y los intercambios de disparos

Con frecuencia vemos que la Policía Nacional informa que, mediante “intercambios de disparos”, cayó abatido uno o más supuestos delincuentes, algo que lamentablemente se ha convertido en una acción normal.

Lo es tanto para los agentes, que matan despiadadamente, como para una parte de la población que, “jarta” (con J) y cansada de los abusos de los delincuentes contra la ciudadanía, aplaude y clama que “se les dé pa’bajo”.

Todos hemos sentido indignación, frustración, temor y rabia por las barbaries que cometen los malditos delincuentes. Y eso explica el por qué la gente, prácticamente, celebra o ni siquiera se inmuta cuando la Policía ejecuta a supuestos criminales.

En muchos casos, después de que la Policía informa que cayeron abatidos en un supuesto “intercambio de disparos”, hemos visto videos que desmienten esa versión, así como testimonios de testigos que delatan el accionar de los agentes.

¿Y si algunas de esas ejecuciones son actos de sicariato disfrazados de intercambios de disparos? ¿O si se trata de ajustes de cuentas? ¿Y si lo que quieren es silenciar a gente que sabe cosas comprometedoras? Cualquiera de estas opciones pueden estar ocurriendo, sobre todo cuando hay uniformados de dudosa reputación y un historial nada halagüeño.

Entonces, así como repudiamos las acciones de los delincuentes, tampoco deberíamos aplaudir que la Policía ande matando a diestra y siniestra. Cualquier persona inocente puede terminar siendo víctima de un “supuesto” intercambio de disparos. Y eso es, sencillamente, preocupante.

Ahora bien, si en verdad ocurre un intercambio, lo lógico es que los agentes se defiendan. Pero, ¿en realidad ha habido intercambios en todas esas muertes?

Con ese mismo accionar desde su fundación, cuando hablamos de la reforma de la Policía Nacional, es casi imposible no dudar que sea más una aspiración y palabras bonitas que una realidad palpable a corto o mediano plazo.

Se reconoce el empeño del presidente en lograr un cambio en esa institución. Pero ¿cómo lograrlo cuando los reformados, esos muchachos que con tanto esfuerzo han sido preparados para marcar la diferencia, son guiados por “jefes” autoritarios que se resisten a actuar diferente a la metodología que han seguido toda la vida?

Los dominicanos queremos una Policía en la que podamos confiar, no temerle. Una Policía que cumpla su rol de protegernos sin reprimirnos; que no actúen como si fueran jefes y todo se debe hacer porque ellos lo digan. Queremos una Policía que se preocupe por cambiar la mala imagen que tiene ante la sociedad y que se haga respetar, pero sin abusar de su autoridad.

Etiquetas

José Miguel de la Rosa

Egresado de la carrera de Comunicación Social, mención Periodismo, por la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA). Posee diplomados en comunicación política, periodismo de datos, periodismo digital, entre otros. Cuenta con más de 13 años de experiencia en el ejercicio periodístico, con ...

Artículos Relacionados