La polémica reforma laboral francesa queda aprobada sin moción de censura

La polémica reforma laboral francesa queda aprobada sin moción de censura

La polémica reforma laboral francesa queda aprobada sin moción de censura

French Prime Minister Manuel Valls announces the use of the constitution's controversial Article 49.3, allowing the government to bypass parliament to ram through a labour reform bill at the National Assembly in Paris on May 10, 2016. The proposed labour reform, which would make it easier for employers to hire and fire workers, has sparked waves of sometimes violent protests across France since early March. AFP PHOTO / ERIC FEFERBERG

París.– El polémico proyecto de ley de reforma laboral promovido por el Gobierno del presidente francés, François Hollande, quedó automáticamente aprobado hoy al no haberse presentado una moción de censura después de que el Gobierno evitara ayer, con un mecanismo constitucional, el voto en la Asamblea.

“Al no haberse presentado ninguna moción de censura (…) el proyecto de ley se considera adoptado en lectura definitiva”, anunció el presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, en una breve intervención en la que también dio por terminada la sesión extraordinaria de la cámara alta, que no volverá a reunirse en plenario hasta después de las vacaciones de verano.

Ante la falta de mayoría absoluta entre los diputados para conseguir luz verde para el texto debido a la oposición de una parte de los socialistas, el primer ministro, Manuel Valls, recurrió ayer por tercera vez al artículo 49.3 de la Constitución que permite saltarse el voto.

Ese artículo abría, en cualquier caso, la puerta a la presentación de una moción de censura, algo que no quiso repetir la derecha -lo había hecho en el debate en primer lectura en mayo- y que no pudieron hacer los parlamentarios rebeldes de la izquierda porque no eran suficientes.

La nueva ley ha suscitado protestas, manifestaciones y huelgas en su contra desde que se conoció su primer esbozo en febrero, aunque su redacción final quedó sustancialmente modificada tras la concertación con los sindicatos llamados “reformistas” y, en particular, con la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT).

Pese a todo, algunos puntos han seguido movilizando a sus oponentes, sobre todo la primacía que da a los acuerdos dentro de la empresa -siempre que se obtenga mayoría entre los representantes de los trabajadores- en detrimento de los convenios sectoriales.

Los sindicatos que se han opuesto en la calle al proyecto de ley -y que han prometido que volverán a hacerlo a la vuelta de las vacaciones de verano- consideran que esa medida supondrá un mecanismo de presión para rebajar las condiciones laborales.

En ese nuevo marco de la empresa, se podrán fijar reglas sobre la organización del tiempo de trabajo o la remuneración de las horas extraordinarias, que como mínimo tendrán que pagarse con una prima del 10 %.

Otro punto muy cuestionado es que las pequeñas y medianas empresas podrán alegar, para proceder a despidos, una serie de causas en relación con un deterioro de las condiciones de su actividad.

Así, por ejemplo, las compañías de menos de 11 asalariados podrán acogerse a una caída “significativa” de sus encargos o de su facturación en un trimestre con respecto al mismo periodo del año anterior.

Frente a una opinión pública mayoritariamente refractaria al texto, el Gobierno ha intentado destacar que, además de flexibilizar el mercado de trabajo, ofrece algunos derechos a los trabajadores, como la acumulación de derechos a la formación al margen del recorrido laboral (por una empresa o por varias).

Además, todos los jóvenes de entre 16 y 25 años que ni tengan trabajo ni estén estudiando ni en formación podrán acogerse a partir de 2017 al dispositivo de la “garantía jóvenes”, con lo que tendrán un subsidio (actualmente de 461 euros mensuales) y un acompañamiento para insertarse en el mercado laboral.



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