Bloomberg News.-Crecer en la pobreza desde hace mucho se relaciona con un rendimiento académico más bajo.
Y ahora hay cada vez más pruebas de que en parte se debe a que los niños pueden sufrir consecuencias físicas reales -como cerebros menos preparados para aprender- debido a los bajos ingresos familiares.
Un análisis de cientos de estudios por resonancia magnética cerebral reveló que los niños de hogares pobres tenían menos cantidad de materia gris en las zonas del cerebro responsables de las funciones que se necesitan para aprender, según un nuevo estudio publicado el lunes en JAMA Pediatrics.
La diferencia anatómica podría explicar el 20 por ciento de la diferencia en los puntajes obtenidos en los exámenes entre los niños criados en la pobreza y sus pares de mejor situación económica, de acuerdo con la investigación.
El estudio se suma a nuestros conocimientos sobre la relación que existe entre el ingreso y el desempeño. Está demostrado que, en promedio, los niños pobres están rezagados en su rendimiento escolar. Pero los científicos apenas comienzan a develar cómo es que la salud incide en el aprendizaje.
Los niños de hogares que se hallan por debajo de la línea de pobreza federal –un ingreso anual de alrededor de US$24,000 para una familia de cuatro- tenían volúmenes de materia gris de un 7 por ciento a un 10 por ciento más chicos de lo que se esperaría en un desarrollo normal.
El 20 por ciento de los niños estadounidenses vivían con este nivel de ingresos en 2013.