Durante todas las etapas que implican cambios en el ciclo reproductivo de la mujer (como la menstruación, embarazo, posparto) somos mas vulnerables a los cambios tanto físicos como mentales (como puede ser en nuestro estado de ánimo, calidad del sueño, aumento del apetito, mayor sensación de estrés, entre otros).
Durante la perimenopausia no es la excepción, siendo esta una de las etapas que representa un mayor cambio y por tanto, con mayor riesgo de presentar una alteración de la salud mental, como también la exacerbación de un diagnóstico previo.
La doctora Jeanette Taveras Pérez, psiquiatra de los Centros de Diagnóstico Medicina Avanzada Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), explica que para hablar de perimenopausia, se necesita conocer con mayor claridad ciertos términos.
Explica que el climaterio se describe como la etapa de la vida de la mujer donde pasa de la etapa reproductiva a la no reproductiva, por disminución de la función ovárica, la fluctuación y posterior caída en los niveles de estrógenos.
Suele iniciar a partir de los 45 años, y es dentro de esta etapa que suceden las siguientes fases:
• Perimenopausia: comienza alrededor de 2-3 años antes de la menopausia y finaliza un año después del último período menstrual.
Se caracteriza por periodos irregulares e inicio de síntomas propios de las fluctuaciones hormonales.
• Menopausia: la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como el cese total de la menstruación después de 12 meses sin experimentar sangrado menstrual. Es la conclusión de la etapa fértil. Regularmente se hace el diagnóstico retrospectivo.
• Posmenopausia: se entiende como la fase más larga, con una duración de entre 10 y 20 años. Durante este tiempo suelen aparecer otras complicaciones de salud, como afecciones cardiovasculares, osteoporosis y problemas metabólicos.
Síntomas
La especialista dice que durante la perimenopausia ¾ partes de la población femenina puede experimentar síntomas que suelen ser muy significativos, como son: sofocos, sudoración, irritabilidad, fatiga, labilidad afectiva (cambio brusco en el estado de ánimo o el estado emocional), problemas para dormir, cambios térmicos.
Cita, además, disminución del deseo sexual, dolor y/o molestias durante el coito, caída del cabello, aumento de peso, quejas cognitivas (olvidos frecuentes, problemas para concentrarse), dolor muscular, migrañas, entre otros.
Es importante señalar que no todas las mujeres experimentan todos estos cambios, puede variar la intensidad, la duración y las complicaciones propias del mismo.
La doctora dice que es durante esta fase de perimenopausia que el riesgo de recurrencia y de nueva aparición de la depresión aumenta considerablemente en las mujeres.
Estudios plantean que entre el 20 al 30 % de las mujeres durante esta etapa presentan síntomas depresivos que ameritan tratamiento.
En un 90 % se plantea que cursan con síntomas depresivos leves, que muchas veces no son diagnosticados, como es la labilidad emocional (llanto fácil), irritabilidad, dificultad para la concentración, siendo estos factores que afectan en las diversas esferas de su vida, como es su relación de pareja, trabajo y entorno social.
Factores psicosociales
La psiquiatra asevera que es importante entender que durante esta etapa, no solamente se afecta por los cambios hormonales que presenta el organismo, sino también coincidiendo con otros factores psicosociales que pueden llevar a desencadenar lo que es un trastorno depresivo, como pueden ser cambios es la estructura familiar (el abandono de los hijos del núcleo familiar -conocido como el síndrome del nido vacío), asumir el cuidado por enfermedad de los padres o fallecimiento de los mismos o de otras figuras de apoyo familiar, conflictos de pareja, incremento en las exigencias laborales, hasta el propio hecho de entrar en una etapa que se cataloga como “envejecimiento” que es tan marginada en nuestra sociedad.
Destaca que se sabe que existen los síntomas propios de un trastorno depresivo, como es ánimo decaído, tristeza, llanto, falta de deseo, motivación o disfrute de las cosas, culpa, desesperanza, problemas para dormir (dificultad para conciliar o mantener el sueño, somnolencia diurna), alteración del apetito (llegando a anularse, o comiendo en mayor cantidad), pensamientos de no querer vivir o de atentar contra su vida, enlentecimiento de los movimientos, retraimiento social, que al sumarse a los síntomas de la fase perimenopáusica, es una bomba de tiempo que puede ser insostenible.
Tratamientos
Al hablar de las opciones de tratamiento, la experta sostiene que los de terapia hormonal son los recomendados de primera línea para mejorar los síntomas propios del climaterio, incluidos los síntomas vaginales, la función sexual, la salud del tracto urinario, la osteoporosis y los síntomas vasomotores (bochornos, sofocos).
Cabe destacar que la terapia hormonal está contraindicada o no es aceptable para algunas mujeres posmenopáusicas o mujeres con alto riesgo de cáncer de mama y de endometrio, así como también otras situaciones puntuales, por lo cual debe discutirse y aplicarse por parte de su ginecólogo de base.
En cuanto a los síntomas depresivos, es importante la correcta evaluación por parte del médico psiquiatra. Es necesario descartar otras alteraciones que pueden prestar a la confusión, como puede ser un proceso de duelo, trastorno de adaptación, otro trastorno del ánimo, entre otros.
El uso de los antidepresivos ha demostrado su alta eficacia, tanto para la mejora de los síntomas propios de la depresión como los síntomas vasomotores, está aprobado así como tratamiento idóneo por las diversas sociedades tanto de ginecología como de psiquiatría.
Terapia cognitiva conductual
El rol de la psicoterapia, en especial la terapia cognitiva conductual, es preponderante durante los múltiples cambios que pueden afectar la salud mental de la mujer en la perimenopausia.
Conocer más sobre esta etapa de la vida de la mujer, que podamos hablar abiertamente sobre los síntomas, experiencias vividas, brindar apoyo, empatía y solidaridad, permite desmontar estigmas asociados al periodo del climaterio, con enfoque e la prevención.
Factores de riesgo
Realidad. Existen factores de riesgo que pueden predisponer a la severidad de los síntomas que experimenta la mujer en esta etapa, como es haber presentado el trastorno disfórico premenstrual o depresión durante y posterior al embarazo (depresión postparto).
Asegura que conocer sobre la alta incidencia en alteraciones de la salud mental de la mujer permite detectar a tiempo los síntomas, asi como ofrecer un manejo multidisciplinario, donde el importante rol del buen estado de salud mental no sea dejado de lado.
Es importante saber que bajo el cuidado del profesional de la salud y tratamiento adecuado es posible pasar estar etapa en bienestar y calidad de vida.