El mundo atraviesa una preocupante etapa de desafíos a la paz global. Organismos internacionales creados para garantizar la convivencia entre naciones han expresado preocupación por conflictos que están afectando la paz y que tienen un impacto en la vida de cientos de millones de personas.
Hay guerras convencionales en curso como la de Ucrania y Rusia, también se viven conflictos no convencionales como el de Israel con los grupos terroristas de Hamás y Hezbolá. En ambos casos la cantidad de muertos se cuentan por centenas múltiples.
Existen otros casos latentes, como el de Venezuela, que ojalá se encaminen por el lado correcto de la historia sin que en el proceso se derrame más sangre que la ya vertida.
Los dominicanos disfrutamos de un clima de paz envidiable, construido a base de mucho sacrificio y compromiso democrático. Comprendamos que este ambiente, envidiable para muchas otras naciones, se construye cada día y en cada proceso.
República Dominicana hoy es una voz con mucha mayor resonancia en el ámbito internacional que la que tenía hace 10 años y esa condición la hemos usado para asumir un positivo liderazgo regional.
Las mayores amenazas a la paz de América las encontramos en Haití y Venezuela y en ambos casos República Dominicana ha jugado un rol relevante en procura de soluciones humanitarias y prácticas democráticas.
Hay fundadas preocupaciones por la paz, toca trabajar por preservarla o recuperarlas donde ya se ha perdido.
