Ana Blanco
Gracias. Creo que es una de las palabras más hermosas que existe por todo lo que implica. Cuando la dices te sientes bien, creas un vínculo con alguien o con algo y siempre te deja esa sensación de felicidad. Cuando la recibes igualmente te sientes maravilloso porque has hecho algo que ha logrado hacer que otra persona tenga sentimientos positivos.
Y ahí te das cuenta que gracias es un enlace de aquello que siempre debería existir, cada día lograr que las personas con las que interactúas se sientan bien, que puedas ayudar, aportar, acompañar, lo que sea necesario para repartir positivismo, acción resolutiva y sobre todo mucho respeto.
Si todos aplicáramos esta máxima el mundo sería muy, muy diferente. Y tiene que ser algo que salga natural, que sea como parte de nuestra vida, no tiene que ser planificado, ni forzado, simplemente si puedes hacer algo por agradar a otra persona, porque su vida sea mejor, por qué pasarle por arriba y no hacerlo.
Y no es que no pensemos en nosotros, tengamos nuestros momentos de egoísmo necesario, es que entendamos que si logras cambiar positivamente la vida de alguien, eso se te devolverá y llegará a la tuya alguien que también lo haga creando un círculo maravilloso.
Admiro tanto a las personas entregadas, capaces de ayudar a otros de la forma más orgánica posible y, al mismo tiempo, no esperar nada a cambio salvo la genuina satisfacción de hacer que otros sean felices.
Hoy en día no se fomenta esto, sino todo lo contrario y quien es así surge como un caso extraordinario cuando debería ser todo lo contrario. Den gracias a todo aquel que les aporta, hagan la vida de otros mejor y al final del día se darán cuenta que sí, que gracias es la palabra más hermosa.
