Nueva York.-El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), celebró ayer por la tarde una reunión de urgencia, solicitada por Rusia, para abordar la situación en Siria tras el derrocamiento del presidente Bachar al Asad el pasado fin de semana.
La sesión se desarrolló a puerta cerrada.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ya se pronunció el domingo sobre el futuro del país asegurando que su devenir debe decidirlo “el pueblo sirio”.
Nuevo gobierno
“Se va a encargar al presidente del Gobierno de Salvación, Mohamed al Bashir, formar un nuevo gobierno sirio para gestionar la fase de transición”, indicó el canal sirio.
El Gobierno de Salvación es una suerte de rama política y civil del Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe) que se creó en Idlib, provincia en el noroeste de Siria y bastión de la oposición.
Naciones Unidas calcula que 16 millones de sirios se encuentran actualmente en situación de necesidad de ayuda humanitaria y urge a la comunidad internacional a aumentar la financiación para la cooperación de cara a “abrir nuevas instalaciones de refugio, saneamiento y alimentación”.
Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, dijo este lunes en una rueda de prensa que “nuestros colegas (sobre el terreno) nos dicen que más de 16 millones de personas necesitan ya ayuda humanitaria en Siria, lo que supone una enorme proporción de la población, y está aumentando a medida que la situación sigue desarrollándose”.
La coalición islamista Organismo de Liberación del Levante (HTS, en árabe), heredera del Frente al Nusra -exfilial de Al Qaeda en Siria-, tomó el control de las principales ciudades sirias y el domingo declaró a Damasco libre tras una ofensiva de apenas doce días.
El nuevo plan
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo ayer que su país tiene un “claro interés” en evitar la “fragmentación” de Siria y frenar un resurgimiento del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
“Este momento presenta una oportunidad histórica, pero también conlleva riesgos considerables”, declaró sobre Siria el jefe de la diplomacia estadounidense durante un evento en el Departamento de Estado.
Blinken, que calificó la caída del presidente, Bachar al Asad, como una “derrota” de sus aliados de Irán, Hizbulá y Rusia, subrayó que “el pueblo sirio tiene que ser quien elija su camino y su futuro”.
Asimismo, anunció que altos funcionarios del Departamento de Estado han sido desplegados en la región para analizar la situación con actores clave y con aliados.
“Tenemos un claro interés en hacer lo que podamos para evitar la fragmentación de Siria, las migraciones masivas desde Siria y, por supuesto, la exportación de terrorismo y extremismo de la región al mundo”, subrayó.
Prioridad de Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el pasado fin de semana que la prioridad inmediata de Washington es prevenir el resurgimiento del Estado Islámico, que en 2014 llegó a controlar vastas zonas de Siria e Irak, en las que proclamó un “califato”.
Con este objetivo, fuerzas estadounidenses llevaron a cabo el domingo una decena de ataques aéreos en el centro de Siria, alcanzando 75 objetivos vinculados al grupo terrorista, según el Pentágono.
Soldados en Siria
Estados Unidos tiene a 900 soldados desplegados en Siria, que permanecerán en la región como parte de la coalición internacional contra el EI con tal de evitar que el grupo yihadista aproveche la coyuntura para reorganizarse.
El papel de Turquía
Turquía se ubica en el bando ganador del conflicto de Siria, ya que la principal fuerza de choque que ha desencadenado la caída de Al Asad son las milicias islamistas Haiat Tahrir Sham (HTS), que en los últimos años dominaron la provincia de Idlib en el noroeste del país, bajo tutela militar turca.
Si bien no está claro hasta qué punto el HTS seguirá haciendo caso a sus protectores una vez que forme parte de las estructuras de poder en Damasco, la influencia de Ankara, especialmente en el norte del país, será fundamental, también por su capacidad económica.
Irán y Rusia, fuera
Rusia, el gran defensor del régimen sirio junto a Irán, ha demostrado su incapacidad para combatir en dos frentes al mismo tiempo.
La actual ofensiva rusa en el Donbás exige grandes inversiones en dinero, hombres y armamento. Por ello, el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, ha tenido que sacrificar a Al Asad.
La caída de Bachar al Asad supone un golpe para Irán y su ‘Eje de la resistencia’ chií, la alianza antiisraelí que le ha permitido extender su influencia en Oriente Medio a través de aliados como Hamás, Hizbulá, los hutíes y milicias iraquíes.
Militares rusos
— Bases
El Kremlin afirmó ayer que negociará el futuro de sus bases militares en Siria con las nuevas autoridades del país árabe tras el derrocamiento del presidente Bachar al Asad. Los militares rusos tienen control de la situación.