El discurso del presidente Danilo Medina pronunciado con motivo de haberse cumplido los primeros cien días de su gobierno, ha provocado, como era de esperarse, ácidas críticas de sus adversarios y dulces aplausos de sus partidarios.
Entre los temas importantes tratados por el jefe del Poder Ejecutivo hubo uno que despertó mi entusiasmo y avivó mi esperanza de que no todo está perdido, en lo que se refiere a la seguridad ciudadana.
Me refiero al anuncio formulado por Danilo de que a partir de enero se pondrá en marcha el más ambicioso plan de la modernización de la Policía Nacional, para hacer frente a la criminalidad que nos arropa.
Se trata de una iniciativa ciclópea que requiere, no sólo de grandes recursos materiales, sino también de una firme voluntad preparada para vencer los poderosos intereses que de seguro se interpondrán en su camino.
Si me pidieran un aporte para contribuir al logro de esos objetivos, yo propondría que se fusionen las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en un solo cuerpo, previa depuración y adecuado entrenamiento de los que sobrepasen las pruebas correspondientes.
Así tendríamos policías más adiestrados y mejor pagados, con plena conciencia de sus deberes y derechos frente a la ciudadanía.