En los últimos años, los políticos que tienen como meta ser favorecidos con el voto del electorado han enfocado todos sus esfuerzos en campañas que buscan conectar con la juventud.
En el patio hay ejemplos de sobra, que van desde candidatos que nunca han tirado una pelota en una canasta, pero de repente, se empodera en ellos el espíritu de Michael Jordan, hasta algunos que han marcado el escenario político dominicano con frases y comportamiento tan folklóricos que muchas veces, aunque no lo queramos admitir, nos han sacado una que otra carcajadas.
Pero los tiempos y los “métodos mercadológicos” han cambiado, y con ello el descaro florece. Al revisar este fin de semana las redes sociales, me encuentro con la sorpresa de que un aspirante a síndico por el Distrito Nacional ha encontrado una “novedosa” y “original” forma de promocionar su candidatura o hacerse el gracioso, sabrá Dios qué pasará por esa cabeza, publicando en Facebook una foto de una mujer semidesnuda con un sticker de su candidatura política pegada en los senos de la joven, con el mensaje ¿Are you Ready?
El protagonista, nada más y nada menos que Karim Abu Naba’a. Sí, ese mismísimo que tiene en su récord desde el 2008 varias disputas y acusaciones legales, que van desde porte ilegal de armas, asociación de malhechores, amenaza de muerte, hasta falsificación, estafa e intento de homicidio.
No podía creer lo que mis ojos veían. Y me pregunto: ¿Es necesario haber publicado semejante foto? ¿Cómo es posible que alguien, sea cual sea las circunstancias que envuelva la procedencia de la dichosa foto, sea capaz de atreverse a denigrar públicamente a una mujer de esa forma. Al parecer esta es la forma más “cool” que “El Príncipe” ha encontrado para promocionarse.
Realmente, es indignante saber que alguien que aspira a ser favorecido con mi voto para ocupar un cargo público trate a la mujer como un simple objeto. Pero, peor aún, es que el famoso personaje no sea capaz de inmutarse ante las críticas que ha recibido por algunos de sus seguidores y se atreva a justificar su falta de respeto.
A veces me es difícil tratar de entender hasta qué punto nuestros jóvenes son capaces de saber elegir a sus “héroes”, y cuáles son los aspectos que toman en cuenta para hacerlo. Las posibles respuestas me aterran.
*La autora es periodista