La necesaria reforma a la Seguridad Social

El sistema dominicano de seguridad social atraviesa una profunda crisis de legitimidad y funcionalidad que ha ido ampliando de manera acelerada los cuestionamientos y descontentos.
Lo que en su origen fue concebido como un mecanismo para garantizar protección a la población trabajadora, se ha transformado en una fuente de frustración para casi todos los actores involucrados: clínicas privadas, médicos, administradoras de riesgos de salud (ARS) y, sobre todo, los propios afiliados, quienes deberían ser el centro de atención del sistema.
Eso es en lo que tiene que ver con la salud, eje central del sistema.
Las clínicas privadas han elevado su voz con un largo inventario de quejas sobre las tarifas que reciben por los servicios que ofrecen a los afiliados de las ARS.
Los médicos expresan preocupaciones similares, denunciando que sus honorarios no se corresponden con la responsabilidad ni con la carestía actual de la vida.
Las propias ARS se quejan de estrechez financiera, mientras los usuarios, que son la razón de ser del sistema, se sienten desprotegidos y atrapados.
En medio de esta espiral de insatisfacción, retumba el señalamiento de que las únicas beneficiarias constantes del sistema son las administradoras de fondos de pensiones (AFP).
Estas entidades, sin prestar un servicio de salud directo ni asumir riesgos operativos complejos, se limitan a administrar los fondos de pensiones de los trabajadores, obteniendo a cambio beneficios astronómicos por dicha gestión. En contraste, los trabajadores que ahorran durante décadas se enfrentan al retiro con pensiones que, en muchos casos, no alcanzará ni para cubrir sus necesidades básicas.
Se impone, por tanto, una revisión integral del modelo financiero de seguridad social. Una reforma verdadera, no cosmética. No se trata únicamente de reajustar tarifas o reconfigurar funciones; se requiere un cambio de enfoque.
El sistema debe pasar de estar centrado en la lógica financiera, donde prima el rendimiento del capital sobre el bienestar del individuo, a un modelo orientado al ser humano.
El peso que tiene el sector financiero sobre el sistema de seguridad social debe ser reequilibrado.
El país necesita con urgencia una discusión seria, técnica y plural sobre el futuro de la seguridad social.