La nave espacial Starliner de Boeing completó su viaje de regreso a la Tierra, pero los astronautas que se suponía que debía traer permanecen en la Estación Espacial Internacional (EEI).
La nave vacía viajó en modo autónomo después de desacoplarse del laboratorio en órbita.
La cápsula, que sufrió problemas técnicos después de su lanzamiento con los astronautas de la NASA Butch Wilmore y Suni Williams a bordo, se consideró riesgosa para transportarlos de vuelta.
En cambio, Wilmore y Williams regresarán en la nave Crew Dragon de SpaceX, pero no hasta febrero, con lo que se extenderá su estadía de ocho días en la EEI a ocho meses.
Tras el regreso de Starliner, un portavoz de la NASA dijo que estaba satisfecho con el aterrizaje exitoso de la nave, pero que deseaba que todo hubiera salido como se había planeado originalmente.
El viaje de regreso duró seis horas.
Después de que reingresara a la atmósfera terrestre, se utilizaron paracaídas para desacelerar su descenso en el puerto espacial White Sands en Nuevo México.
La hora oficial del aterrizaje fue: 12:01 am ET del sábado (05:01 GMT).
La NASA dijo anteriormente que los astronautas estaban de buen ánimo y en contacto regular con sus familias.
Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA, dijo que ambos astronautas eran apasionados por sus trabajos.
«Ahora entienden la importancia de seguir adelante y recuperar el vehículo de manera segura».
“Un poco de tiempo”
Este fue el primer vuelo de prueba de la nave espacial Starliner de Boeing con astronautas a bordo.
Pero estuvo plagada de problemas poco después de despegar desde Cabo Cañaveral en Florida el 5 de junio.
La cápsula experimentó fugas de helio, lo que empujó el combustible hacia el sistema de propulsión, y varios de sus motores dejaron de funcionaron correctamente.
Los ingenieros de Boeing y la NASA pasaron meses tratando de comprender estos problemas técnicos, pero a fines de agosto la agencia espacial estadounidense decidió que Starliner no era lo suficientemente segura como para traer a los astronautas de vuelta.
«Desde una perspectiva humana, todos nos sentimos felices por el aterrizaje exitoso, pero hay una parte de nosotros -todos nosotros- que desearía que hubiera sido como lo habíamos planeado”, dijo Steve Stich en una conferencia de prensa posterior al aterrizaje.
«Habíamos planeado que la misión aterrizara con Butch y Suni a bordo».
Agregó que «claramente había trabajo por hacer», y que tomaría «un poco de tiempo» determinar qué vendría después.
Ausencias
El panel que ofreció la información estaba compuesto únicamente por funcionarios de la NASA. Faltaban dos representantes de Boeing que se suponía que debían estar presentes.
Cuando se le preguntó sobre su ausencia, el funcionario de la NASA Joel Montalbano dijo que Boeing decidió «cederle a la NASA» la representación de la misión.
En cambio, Boeing emitió un comunicado «para reconocer el trabajo que hicieron los equipos de Starliner para garantizar un desacoplamiento, desorbitación, reingreso y aterrizaje exitosos y seguros».
La declaración señala que Boeing «revisará los datos y determinará los próximos pasos a seguir» para el programa.
Previamente, Stich admitió que hubo «tensión en la sala” entre Boeing y la NASA cuando se tomaba la decisión de no traer a los astronautas en la nave Starliner. Boeing había asegurado que su nave podría regresar de manera segura con ambos a bordo.
“El equipo de la NASA, debido a la incertidumbre y el modelado, no se pudo sentir cómodo con eso”, añadió.
Retraso
El plan de utilizar la empresa rival SpaceX ha traído consigo un retraso significativo en el regreso de los astronautas.
El tiempo adicional es para permitir que SpaceX lance su próximo vehículo, cuyo despegue está programado para fines de septiembre.
Se suponía que tendría cuatro astronautas a bordo, pero viajará con dos. Esto permitirá que Wilmore y Williams se unan a ellos en la nave para regresar a la Tierra el próximo febrero, cuando está planeado que termine la estadía del nuevo vehículo.
Dana Weigel, directora de la Estación Espacial Internacional, indicó que los astronautas se estaban adaptando bien a su prolongada misión.
Ambos habían completado previamente dos estancias de larga duración en el espacio.
Señaló que ambos estaban realizando los programas de ejercicios necesarios para mantenerse sanos en el entorno de ingravidez.
Añadió que ahora tenían todo el equipo que necesitaban para su estancia no planificada de ocho meses.
“Cuando los enviamos por primera vez, usaban mucha de la ropa genérica que tenemos a bordo, y ahora hemos cambiado algunas de esas cosas”, dijo.
Explicó que una misión de reabastecimiento en julio había entregado “artículos específicos de preferencia de la tripulación”, pedidos por ambos.
“Así que en este momento tienen todo el equipo de expedición estándar que cualquier otro miembro de la tripulación podría escoger. Y tenemos otro vehículo de carga en camino, así que enviaremos todo lo demás que necesiten para la segunda mitad de su misión”.
Desafíos
Los problemas con Starliner han sido sin duda un duro golpe para Boeing, que está sufriendo pérdidas financieras al tiempo que lucha por reparar su reputación por incidentes recientes en vuelos y dos accidentes fatales hace cinco años.
Después de tantos problemas, un aterrizaje sin problemas será un resultado bienvenido por la empresa y por la NASA.
«Dedicaremos un par de meses al análisis postvuelo», explicó Steve Stich.
«Hay equipos que están empezando a ver qué haremos para conseguir que el vehículo esté totalmente certificado en el futuro».
La agencia espacial estadounidense ha enfatizado su compromiso con las naves espaciales de Boeing, pues el que dos compañías estadounidenses lleven astronautas al espacio ha sido un objetivo clave de la NASA durante algún tiempo.
Cuando su flota de transbordadores espaciales se retiró en 2011, Estados Unidos pasó una década dependiendo únicamente de la nave espacial rusa Soyuz para transportar a su tripulación y carga. Se trató de una situación que la NASA admitió que estaba lejos de ser la ideal.
En 2014, Boeing y SpaceX obtuvieron contratos para proporcionar vuelos espaciales comerciales para los astronautas de la NASA: el de Boeing valía US$4.200 millones, mientras que SpaceX recibió us$2.600 millones.
Hasta ahora, SpaceX ha enviado nueve vuelos tripulados al espacio para la NASA, así como algunas misiones comerciales, pero este fue el primer intento de Boeing de realizar una misión tripulada.
El Starliner de Boeing ya se había retrasado varios años debido a contratiempos en el desarrollo de la nave espacial y dos vuelos anteriores sin tripulación en 2019 y 2022 también sufrieron problemas técnicos.
Pero el administrador de la NASA, Bill Nelson, dice que está 100% seguro de que volvería a volar con una tripulación a bordo.