Este domingo pasado 27 de febrero, el presidente de la República don Luis Abinader, agotó ante la Asamblea Nacional su segundo turno de rendición de cuentas como lo ordena la Constitución de la nación.
En este augusto escenario, el primer mandatario por espacio de casi dos horas, recreó el trayecto de sus ejecutorias a lo largo de su gobierno que apenas tiene 18 meses.
Obviamente fue un discurso cargado de buenas intenciones y orientado a la manera en que se enfrenta diariamente su gobierno, a crisis globales sin precedentes y de magnitudes inimaginables, desde el reinicio de la democracia en el país.
Por razones obvias, inició con el tema de la salud, donde el primer mandatario recalcó los esfuerzos hechos con Plan Nacional de Vacunación y la restauración de centros hospitalarios y de atención primaria. Turismo, finanzas, obras públicas, agricultura, alimentación y planes sociales rellenaron todo el espacio con números bien manejados y con un lenguaje llano, cosa que le caracteriza al primer mandatario.
Quizás como soy una persona inclinada de manera casi enfermiza por los temas municipales, noté que en todo el discurso no se mencionaron para nada a los gobiernos locales.
Si bien en cierto, que la figura presidencial ha estado presente en actos que revisten algún tipo de compromiso con los ayuntamientos, no es menos cierto que incluirlos en un discurso de rendición de cuentas, compromete de manera manifiesta sus intenciones reales con el llamado “cuarto poder del Estado”.
Temas como la modificación de la Ley 176-07 sobre el Distrito Nacional y los Municipios de manera que tengamos una normativa efectiva y de más control para el manejo eficaz de los fondos de los ayuntamientos, ¿qué finalmente haremos con la Ley 166-03 y el anhelado 10%?
¿Se cumplirán las normativas para la correcta aplicación de los Fondos de Cohesión Territorial? ¿En que está el vertedero de Duquesa? Tema que ocupa la atención pública sólo cuando se incendia. ¿El plan maestro para la viabilidad y transporte? ¿L Ley sobre el ordenamiento del territorio? ¿La flexibilización y control especial para el cumplimiento de la Ley 340-06 por parte de los ayuntamientos?
Quizás muchos de nuestros lectores se cuestionen sobre estos y otros temas que sólo saltan a la agenda nacional por épocas de campañas o por ocasiones muy especiales, sin embargo, hemos querido enlistar algunos de los más importantes y determinantes para que la municipalidad evidencie un cambio de 180 grados y fluya hacia convertirse en instituciones modernas, eficaces y de real servicio público, acordes a las exigencias demandadas por una ciudadanía cada vez más empoderada.
Para ser justos no podemos terminar esta opinión sin mencionar, que el gobierno dominicano ha hecho un aporte especial “significativo” de recursos a los gobiernos locales para este año 2022, cosa que, si bien es una manifestación de interés en fortalecer sus capacidades en los temas de inversión pública, aún dista mucho de dotarles de estructuras legales y formales de manera que, sus ejecutorias se reflejen en una sana y correcta administración de los recursos que manejan.
*Por Víctor Féliz Solano
