La municipalidad en transición

La municipalidad en transición

La municipalidad en transición

Víctor Feliz

En nuestro país, la evolución de las instituciones municipales ha sido una constante que refleja los cambios políticos y culturales del país.

Tradicionalmente, estas instituciones operaban bajo un sistema equilibrado con representación de múltiples partidos, lo que garantizaba una distribución justa del poder y una gestión efectiva de recursos.

Sin embargo, este equilibrio se ha visto perturbado en años recientes por el dominio de un sólo partido, lo que ha generado críticas por parte de observadores que señalan una debilidad en la gestión del gobierno actual respecto al sector municipal.

A pesar de estos desafíos, no se pueden negar los esfuerzos significativos que se han realizado desde varios frentes para modernizar y redefinir los roles y responsabilidades de las administraciones locales. Estos esfuerzos están enfocados en clarificar los alcances de los ayuntamientos y juntas de distrito a través de nuevas leyes, normas y reglamentos.

No obstante, estas nuevas regulaciones, aunque necesarias, han complicado la estructura legal existente, a veces ralentizando el proceso de adaptación en lugar de facilitarlo.

En este contexto, la Liga Municipal Dominicana (LMD) ha tomado un papel crucial. La LMD ha estado trabajando, desde hace una década, incansablemente para redefinir su rol dentro del ámbito municipal y recuperar su función de rectora, como otrora lo fuera.

Consciente de su importancia estratégica para el futuro de la gestión municipal, la Liga ha promovido, en los últimos dos años, reformas a lo interno para adaptarse al Sistema Integrado de Administración Financiera del Estado, mejor conocido como SIGEF, enfrentando barreras estructurales que complican esta transición.

La lucha de la LMD por integrar los procesos administrativos de la vetusta institución al sistema financiero estatal ha sido, en muchos sentidos, épica.

A pesar de las dificultades, la Liga ha buscado, de manera técnica y colaborativa, formas de ajustarse y cumplir con las nuevas exigencias administrativas y financieras; han pasado de administrar recursos a administrar procesos.
Desde mediados del año pasado, los esfuerzos de la Liga ya han empezado a dar frutos, y ahora, poco más de la mitad del año en curso, sólo quedan pequeños ajustes para que sus operaciones estén plenamente alineadas con los requisitos estatales.

Este avance es uno de los logros más significativos de la gestión del gobierno del presidente Luis Abinader y del actual incumbente de la Liga, Víctor D’Aza, en el orden municipal, demostrando un compromiso con la reforma y la modernización que es vital para responder a las exigencias y expectativas de la sociedad dominicana contemporánea.
Es crucial que las municipalidades reciban más recursos, como estipula la ley, y que también administren estos fondos de manera eficaz y transparente.

Los esfuerzos por mejorar la gestión de recursos municipales son fundamentales para garantizar que las inversiones realmente beneficien a las comunidades locales.

En este sentido, la labor de la LMD y de otros actores del ámbito municipal es un faro de esperanza, señalando hacia un futuro donde las instituciones municipales no sólo sean más autónomas y eficientes, sino también más responsables ante los ciudadanos que sirven. La importancia de las asociaciones municipalistas en este proceso no puede ser subestimada.

El equilibrio de la gobernanza que estas asociaciones pueden proporcionar es determinante para la eficacia y la justicia en la administración municipal.

Unirse a la lucha de la LMD en su esfuerzo por ser un órgano rector y de desarrollo institucional es esencial.
Los tiempos de apostar a la desaparición de la Liga se han desvanecido como la bruma en un día soleado.
Este cambio más que necesario, es imperativo para el desarrollo continuo de la nación.

La modernización de la gestión municipal es un paso crucial hacia una mayor democratización y un gobierno más representativo y equitativo.

*Por Víctor Féliz Solano