Siempre escuché que “cada niño trae su pan debajo del brazo”, significado que hacía entender que todo hijo nacido traería bendiciones al seno familiar y, obviamente, con ello se creaba de manera automática la responsabilidad de los padres en que nunca le faltaría alimentos.
Con el anuncio de un aporte adicional de más de cuatro mil millones de pesos a los gobiernos locales por parte del Gobierno Central destinado para obras municipales en el presupuesto del año 2022, podría decirse que el “pan” llegó a los territorios.
Si bien es cierto que dicha suma suena muy interesante, no es menos cierto que es en realidad insuficiente para saldar la gran deuda social acumulada en obras con vocación municipal. Pero podríamos decir que es un importante “abono a cuenta”.
Dentro del mismo anuncio, se explicó que esos fondos serán priorizados para la construcción de 800 millones en mataderos, mercados y 3,200 millones para aceras y contenes. Al parecer estamos ante un desconocimiento pleno de lo que significa obras de alto impacto comunitario.
En los presupuestos municipales, en muy extraños casos, se contemplan partidas para el mantenimiento y reparación de obras, es por ello, es de nuestro entender, que debería una cuota de este aporte destinarse a tan necesaria e impostergable intervención.
En adición a este señalamiento que hacemos, nos cuestionamos en el sentido de cuáles fueron los criterios de priorización utilizados para definir estas obras.
Es un axioma que hay una carencia enorme de obras básicas pendientes para ejecutar a lo largo y ancho del territorio nacional, pero resumir esas acciones a aceras, contenes, mataderos y mercados, es una manera muy pueril de definir apoyo a la municipalidad.
Hoy en día “apoyar a la municipalidad es muchísimo más que eso”. Parques, complejos deportivos, obras sanitarias, teatros abiertos, bibliotecas, paisajismo, señalización, mobiliario urbano con materiales y equipamiento de buena calidad y en su formato antivandálico, que necesitan bajo mantenimiento y gran durabilidad, arte urbano alusivo al espacio y cultura del territorio, etc.
Temas como accesibilidad, alumbrado de bajo consumo y otros no menos importantes también comparten el mismo criterio.
Cuando un habitante de un territorio que es capaz de llenar sus satisfacciones e inquietudes ciudadanas y encuentra una oferta de esparcimiento, confort y criterios claros de que los recursos públicos se invierten en obras de impacto comunitario, es un habitante feliz.
Hoy en día los gobiernos locales están más necesitados que nunca del apoyo del Gobierno Central para evitar la migración hacia las grandes ciudades.
No hemos querido intervenir en temas como ciudades inteligentes, cambio climático, resiliencia, zonas vulnerables, educación ciudadana, tránsito urbano, manejo de residuos solidos municipales, etc., pues con tantas obras municipales por hacer, debemos priorizar las que son, sin lugar a dudas, obras de alto impacto municipal.
Un camino de mil kilómetros comienza con un paso, es por ello que no dejamos de felicitar las buenas intensiones del gobierno nacional en definir su criterio de apoyo a la municipalidad con recursos especializados para obras. ¡Enhorabuena!
*Por Víctor Féliz Solano