Hugo López Morrobel
Todo en la vida evoluciona para bien o para mal, pero lo que no queda nunca en entredicho, es que el dinero es el factor que mueve desde hace tiempo a un mundo convulsionado, dirigido por gente que cada día desea y busca a como dé lugar, incrementar sus fortunas, sin importarle un mínimo las consecuencias.
La creencia del Barón Pierre de Coubertin pensó de que a través del deporte haría un gran favor a la humanidad, se está yendo a pique por el deseo de grupos minúsculos de priorizar todo lo material, caiga quien caiga.
Esa nueva vertiente ha ido tomando una fortaleza extraordinaria, siendo los mismos dirigentes deportivos los que abogando por obtener más recursos económicos, casi siempre con el argumento de “mejorar” las condiciones de sus respectivas disciplinas.
Hoy, por ejemplo, la Federación Internacional de Fútbol, la más poderosa del mundo, porque maneja presupuestos extraordinarios, está empeñada en que los Campeonatos Mundiales se realicen cada dos años, en vez de los cuatro que se han históricamente se han ejecutado.
Las causas de ese pedido son única y exclusivamnte económicas, en algunos casos para manejar más recursos a los que no le han dado el mejor uso, y solo habría que recordar la mafia que se posó en esa organización, al punto que hoy muchos de los ejecutivos y dirigentes en todo el mundo, están detenidos por actos fraudulentos escandalosos.
Para que se tenga una idea, cada Mundial de Fútbol, generara alrededor de cuatro mil 820 millones de dólares, por derechos de marketing, boletería, derechos de hospitalidad, y concesiones de licencias de explotación comercial. Esa es la única razón para que la FIFA desea que los Mundiales sean cada dos años.
