La luz que vuelve: la resurrección como renacer del alma

Había oscuridad.
Un cuerpo envuelto. Una piedra sellando el sepulcro. Un silencio espeso.
Y de repente… el amanecer. La piedra removida. Y un nombre pronunciado con ternura:
“¡María!”
–Juan 20:16
Ella lo había buscado entre los muertos.
Como nosotros muchas veces buscamos la esperanza en el pasado, la vida entre ruinas, la paz donde solo hay ceniza.
Pero Jesús no estaba allí. La muerte no pudo retenerlo.
Y eso lo cambia todo.
La resurrección no es solo un evento.
Es una experiencia.
No es solo un recuerdo pascual.
Es un despertar interior. Una forma nueva de mirar.
Es la certeza de que el dolor no tiene la última palabra, y que hay algo en ti -y en tu historia- que puede levantarse, incluso después del colapso.
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”
– Juan 11:25
Jesús no volvió simplemente a la vida. Volvió a la herida, al lugar del miedo, al corazón de los suyos… para mostrar que la muerte puede ser vencida por el amor persistente.
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La esperanza es la fuerza que nos vuelve a levantar
Estudios en psicología positiva han demostrado que la esperanza no es un optimismo superficial, sino una fuerza regenerativa que permite al ser humano superar pérdidas, enfermedades y traumas.
En el libro Supersurvivientes: el poder de la esperanza (Feldman & Kravetz, 2014), los autores documentan múltiples casos de personas que, tras tragedias devastadoras, no solo se recuperaron, sino que renacieron con una nueva misión y visión de vida.
El estudio base, publicado en The Journal of Positive Psychology (vol. 9, n.º 3), concluye que la esperanza activa:
- Reduce la ansiedad
- Mejora la resiliencia
- Fortalece el propósito de vida
Lo que la fe llama “resurrección”, la ciencia llama “renacer postraumático”.
La resurrección es también un reencuentro
María no solo vio a un resucitado.
Vio al Amado que creía perdido para siempre.
Lo escuchó pronunciar su nombre. Y en ese instante, la muerte dejó de ser ausencia para volverse promesa.
Porque la resurrección no solo consuela…
Reconcilia.
Reúne.
Reencuentra.
La promesa de Jesús no fue solo vivir para siempre…
Sino volver a ver a quienes el amor nos unió y la muerte nos arrebató.
¿Dónde comienza la resurrección hoy?
La piedra no se movió para que Jesús saliera…
sino para que otros entraran a ver que el sepulcro estaba vacío.
La resurrección comienza cuando dejas de mirar solo lo que perdiste… y reconoces que aún hay algo vivo en ti.
En este país herido, tras la tragedia del Jet Set, la resurrección no es olvido.
Es memoria transformada.
Es justicia con compasión.
Es abrazar a los que quedan, y no dejar que la muerte tenga más territorio del que ya tomó.
Jesús resucitado sigue apareciendo en lo cotidiano
- A los de Emaús, los alcanzó en el camino.
- A Tomás, en su duda.
- A Pedro, en la orilla de la rutina.
- A María, en el jardín del llanto.
Jesús no resucitó para impresionar.
Resucitó para volver a caminar con nosotros.
Y lo sigue haciendo hoy:
-En quien vuelve a confiar después de ser herido.
-En quien transforma su duelo en servicio.
-En quien espera con ternura el reencuentro prometido.
¿Y si fuera cierto? Evidencias históricas que fortalecen la fe
La resurrección de Jesús no es solo una experiencia espiritual. También ha sido objeto de análisis histórico y racional.
Autores como Josh McDowell, en Evidencia que exige un veredicto (Editorial Caribe, 2001), recopilan datos que apuntan a su credibilidad:
- La tumba vacía: reconocida incluso por críticos.
- Apariciones post-mortem: más de 500 testigos.
- Transformación de los discípulos: del miedo al martirio.
- Nacimiento del cristianismo en Jerusalén: sin cuerpo, no hay mito.
El historiador Gary Habermas ha documentado más de 3,400 estudios académicos que reconocen estos hechos como históricamente plausibles.
La fe no nace de la ignorancia, sino de una experiencia interior que, al apoyarse en evidencia, se vuelve convicción profunda.
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Conclusión: la resurrección también es para ti
La cruz fue real.
El silencio fue real.
El dolor fue real.
Y para muchos hoy… sigue siendo real.
Pero también es real la posibilidad de volver a levantarse.
La resurrección no es solo un evento antiguo ni una doctrina futura.
Es una fuerza viva que puede tocar hoy:
- el corazón desgarrado de una madre,
- el pecho callado de un hijo,
- el cuerpo cansado de un doliente.
Jesús resucitó no solo para vencer la muerte, sino para enseñarnos a vivir de nuevo.
Y quienes creen en Él, aunque hayan enterrado a alguien que amaban, pueden levantarse del polvo del alma y decir:
–No estoy sola.
–No es el final.
–Aún puedo amar.
–Aún puedo volver a sonreír.
Porque si Él vive…
–También tú puedes volver a vivir.
–También tú puedes volver a sentir luz.
–También tú puedes volver a ser abrazo para otros.
Y aunque no puedas aún abrazar a quien partió, la resurrección es la promesa de que el amor verdadero no muere, solo se adelanta… y que el encuentro será más glorioso que la despedida, para aquellos que ponen su fe en Jesús, el Resucitado que da vida a los muertos.
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Yovanny Medrano
Ingeniero Agronomo, Teologo, Pastor, Consejero Familiar, Comunicador Conferencista, Escritor de los Libros: De Tal Palo Tal Astilla, y Aprendiendo a Ser Feliz
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