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La luz al final del túnel «eres tú»: el testimonio de una víctima de violación

Génesis García Por Génesis García
Luz al final del túnel eres tú
📷 Luz al final del túnel. Fuente externa.

Santo Domingo, RD. – Hablar de violencia es una palabra que pesa, no importa la clasificación o connotación que tenga esta, pues en todos los casos conjugarla es el resultado de una persona oprimida o que ha sido objeto de una situación que no es de su agrado o sencillamente no estuvo de acuerdo.

Durante años, ser víctima de violación, acoso o abuso era tratado como un tema de vergüenza, culpabilidad y responsabilidad por quien debería ser tratado con empatía, así como solidaridad en un momento de vulnerabilidad y estado de tristeza.

No existe un brillo que resplandezca más que el interior; sin embargo, suele opacarse por no poder afrontar lo vivido. En ocasiones, la nublazón se extiende durante años, en el que el proceso de minimización, buscando respuestas de cómo se pudo haber evitado, invade los pensamientos en busca de una respuesta que concluye en una sola frase: «No eres culpable».

Un camino que no es corto, pero que se alivia con la determinación propia, reconociendo que sí se está en una etapa de duelo íntimo, pero que no es un estado eterno, que reside el tiempo que se le permite estar, que tener valentía y, por supuesto, el acompañamiento de profesionales para constatar que la luz al final del túnel eres tú y solamente tú.

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Testimonio de Luz, ocho años después

Una joven, quien fue víctima de violación sexual y que, por respeto a su privacidad, le llamaremos Luz, pues como dice “la luz al final del túnel eres tú”, nos cuenta su testimonio.

«No es nada fácil tener que dar un testimonio basado en un desafortunado episodio de tu vida», inicia contando Luz. «Y digo episodio porque es algo con lo que vivo, sí, pero no es el todo de mi vida».

«Soy de esa cifra que prefirió callar por vergüenza y miedo al qué dirán, sobre todo por opresión de quien fuera mi abusador, porque era una persona conocida por mi familia; sin embargo, hoy reconozco que, aunque no permití que destruyera mi autoestima, sí contribuyó a un recuento de desafortunados momentos que se dieron uno tras otro».

Ser objeto de violación no solo es lo que implica en ese momento, sino que eso te hace esclavo de abusos futuros y te genera un círculo de hechos en los que, sin querer, tiendes a coincidir con personas abusivas.

«Me violaron a los 18, fue desgarrador y doloroso».

«Me dio rabia, lloré, no busqué ayuda y me arrepiento, pero sin la ayuda, y con todo el dolor, salí adelante y lo hice después de haber caído muchas veces».

«Entendí que los demás no son responsables de lo que me pasó, pero tampoco lo soy yo. Mi caso es la primera vez que lo cuento abiertamente con la intención de que le ayude a quien lo necesite; una situación de tristeza, sí, pero no la final, porque la luz al final del túnel eres tú».

Luz da como consejo apoyarse en profesionales, aferrarse a uno mismo y buscar un propósito que le inspire a contribuir a otros.. «No te cierres a recibir o buscar ayuda, vive tu duelo pero no te quedes en el».

El desarrollo de esta experiencia no dispone de una guía de pasos exactos; tampoco se asegura que no habrá momentos de altas y bajas, por lo que, en busca de recomendaciones de un profesional con conocimiento de la materia, se detallan a continuación consejos para orientar a familias, amigos, entornos y, sobre todo, a personas que buscan afrontar esta situación con valentía y reconocimiento.

Opinión de un profesional

Al consultar al psicólogo clínico Dioscoride Paulino sobre el punto de partida que debe tomar una persona al pasar por una situación de estas, explicó que el primer paso debe ser el “darse cuenta” o, con otras palabras, reconocer y aceptar el dolor que esto le produjo.

Paulino, quien cuenta con más de 15 años de experiencia acompañando en procesos de transformación humana a nivel individual, grupal y organizacional, indicó que, de vivir una historia hiriente como lo es la violación sexual, se precisa buscar un entorno seguro donde comenzar a hablar, puesto que la conversación terapéutica es fundamental para integrar la experiencia traumática y darle un buen lugar en la vida.

Terapia individual y grupal en el proceso de sanación

De acuerdo al terapeuta, el tratamiento grupal es una de las herramientas más eficientes, al igual que la individual, para afrontar el proceso –siempre y cuando el paciente se sienta en disposición– complementar ambas terapias en las que de manera individual se trata lo vivido de forma íntima, así como en colectivo en donde puedes compartir y empatizar lo vivido con quienes entienden a cabalidad el dolor.

“Soy un defensor de la terapia grupal, que todavía es vista en algunos círculos con cierto escepticismo”, afirmó el también escritor del libro Intencionalmente Humanos.

De su lado, la terapia individual permite trabajar desde la intimidad, con un acompañamiento especializado que respete los ritmos de la persona, ayudando a entender lo que ha vivido sin juicios, en donde se reconstruye la narrativa, se libera culpa, se integran emociones difíciles y se reconecta con el poder personal.

Mientras que la terapia grupal, en cambio, ofrece un tipo de intervención distinta: el reconocimiento mutuo. Escuchar otras historias, sentirse comprendido sin tener que explicar demasiado, y descubrir que no se está solo en su dolor.

Esto último, asegura el psicólogo Dioscoride Paulino, cofundador de Maitri, que ofrece un poder reparador del cual sostiene ha sido testigo durante más de diez años. “En el grupo, muchas personas encuentran una fuerza que no sabían que tenían. No solo sanan: también sostienen. Sentirse útil para otros es parte importante del proceso personal”, manifestó.

Autoestima

«Es complejo hablar de recuperar la autoestima cuando no tenemos la certeza de que la persona alguna vez llegó a desarrollarla plenamente», inicia diciendo el psicólogo.

Detalla que el trauma no solo interrumpe el bienestar, sino que se enraíza en un terreno ya frágil, haciendo aún más urgente el trabajo de construir una identidad interna segura, posiblemente por primera vez.

La gratitud Un camino hacia la autoestima

Destaca que es posible empezar a construir una nueva relación consigo mismo: más sana, con mayor aceptación y autorespeto. El trauma daña la identidad, genera vergüenza, culpa y una sensación de desconexión con el cuerpo. La recuperación incluye volver a habitarse, aprender a sentir sin miedo, volver a confiar en las propias señales.

¿Qué hacer con los recuerdos?

Dioscoride Paulino recomienda que, al regresar los invasivos recuerdos, es clave entender que no están «volviendo al trauma», sino que el cuerpo está tratando de procesarlo y que, sin dudas, el primer paso siempre ha de ser anclarse en el presente. Sostiene que lo importante no es luchar contra el recuerdo, sino aprender a contenerlo.

Establecer límites saludables

Según el profesional de la salud mental, después del abuso, las personas a menudo pierden la confianza en su intuición y temen decir «no». Es por esto que establecer límites es un acto de sanación que requiere autocuidado y aceptación.

En la terapia, se trabaja para que las personas se sientan con derecho a poner límites sin culpa, generando equilibrio. De manera que, los límites saludables no son muros, sino puertas con cerradura que permiten que las experiencias entren y salgan bajo el criterio del bienestar propio.

Carta abierta de un profesional

Si estás luchando por superar el trauma del abuso sexual, no estás solo/a; esa sensación de estar roto es una narrativa transformable. Dentro de sí hay una fuerza recuperable. No tiene que hacerlo todo de golpe; puede empezar con un pequeño acto de cuidado, una conversación honesta o buscando ayuda. Sanar no es olvidar, sino dejar de vivir desde el dolor. Es parte de la historia, pero no define el futuro. La esperanza, aunque herida, sigue siendo posible.

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Génesis García

Amante de la buena comida, las buenas conversaciones y la comedia. Locutora y Periodista, me gusta escribir de turismo y temas sociales.

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