La juventud despertó y el país cambió

La juventud despertó y el país cambió

La juventud despertó y el país cambió

German Marte

Durante años los peledeístas se burlaron del pueblo. Desfalcaron el erario, seguros de que sus actos quedarían impunes, pues se habían blindado, sobre todo a nivel de las altas cortes.

Mientras, la juventud “dormía”.

El PLD profundizó en los viejos males. Incentivó el clientelismo, el transfuguismo y la compra de votos. Ahondó asimismo los niveles de alienación de una parte de la población. Algo indiferente para los jóvenes, cada vez menos contestatarios.

Pisotearon y humillaron a personas serias que no les hicieron el juego, como la magistrada Miriam Germán, a quien vigilaban más que a César el Abusador.

Pero temas así parecían no importar a los jóvenes, que preferían discutir sobre cuál de los denbowseros tiene más dinero si Mozart La Para, La Insuperable o El Alfa.

Acosaron, vilipendiaron, ultrajaron y hasta lograron sacar de sus medios a periodistas paradigmáticos como Edith Febles, Altagracia Salazar y Marino Zapete por el solo hecho de ejercer el periodismo sin doblegarse ante el poder. Como no bastaba el enjambre de bocinas para hostigar a Zapete, entonces lo sometieron a la justicia.

Un tema “aburrido” para muchos jóvenes, que parecían no prestarle atención a las graves denuncias del comunicador.

A cada denuncia, la respuesta de las bocinas era simple: “eso es por envidia”.
Como la rata que orina y defeca la comida que no puede comerse para que nadie más pueda aprovecharla, el PLD fue prostituyendo instituciones, cooptando, comprando líderes sindicales, chantajeando a políticos “opositores”, convirtiendo en socios o mejor dicho en cómplices a algunos empresarios que piensan más en sus particulares intereses que en el futuro del país.

Después de la gestión de Medina, el Conep, principal asociación empresarial del país, ha quedado muy desprestigiado.

Ese tema no le importaba a la juventud, aparentemente.

En un claro abuso de poder, el PLD creó puestos bien remunerados exclusivamente para sus dirigentes, familiares y allegados.

Convirtió el cuerpo diplomático en el hazmerreír. Canceló a gente valiosa y designó a bocinas como cónsules. Una vergüenza.

Danilo nombró como diplomáticas a jóvenes con más libras de silicona en los glúteos que neuronas en el cerebro.

Más allá de algún comentario morboso, los jóvenes no se refirieron al tema.
El nuevo dueño del partido morado logró reducir a mimos otros “presidenciables” dentro del partido. Humilló hasta hacerlo abandonar las filas peledeístas al mismísimo líder y presidente de la organización.

Trituró a todo aquel que le pudiera hacerle sombra a lo interno de la organización e impuso al peor candidato posible. De ñapa, remató liquidando el futuro político de Margarita Cedeño, quien soltó en banda a su marido y prefirió ir como compañera de boleta de Gonzalo.

Doble play: le resta a Leonel y deja a la doña como traidora ante los ojos de muchos.

En la radio y la televisión, el predominio de la basura bien pagada es más que evidente, asqueante. Gracias al PLD, República Dominicana debe tener el récord de ser el país con las bocinas mejor pagadas del mundo.

El principal trabajo de estos comunicadores es amplificar lo bueno, justificar todo lo malo, tergiversar informaciones, desinformar, confundir.

Algunos han logrado acumular fortunas, mientras la mayoría de los verdaderos periodistas y comunicadores perciben bajos salarios y si tienen suerte trabajan en dos y tres sitios para poder llevar una vida modesta y digna.

Desde las gradas, la juventud parecía no distinguir entre unos y otros.

Los efectos de las devastaciones de Osorio (1605-1606) parecen empequeñecer ante los daños institucionales, y morales que dejará al país el paso del huracán Danilo y sus huestes.

Pero un día… Después de un fraude automatizado imposible de ocultar, después de la suspensión sin precedente, la juventud dominicana se levantó y demostró que solo estaba aparentemente dormida. Que sigue siendo la “indómita y brava”.

En principio, ni la JCE les hizo caso cuando fueron a protestar en la Plaza de la Bandera, pero en horas sus gritos provocaron una especie de reacción en cadena y el país entero escuchó su grito en favor de la democracia.
La juventud dominicana despertó. El país ya no es el mismo. #SeVan!



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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