Hay muchas formas de utilidad de la información, particularmente la novedosa, que suele ser objeto del interés de los medios de comunicación, de la prensa, para la alimentación de las calderas de la opinión pública.
De acuerdo con el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), los accidentes de tránsito fueron la causa de veinte muertes durante las festividades de fin de año, y de estas, diecisiete eran motociclistas. De las otras tres bajas, dos fueron atropelladas y una falleció en el accidente de un “vehículo liviano”.
Si esta información ha de tener alguna utilidad para los motociclistas, si es que alguna vez se interesan, sería para enterarlos de los riesgos propios de su medio de transporte.
A la parte de la población que tiene que lidiar con ellos, en cambio, le serviría para extremar sus previsiones, si es que esto es posible y si estos datos del COE les dicen algo.
Los responsables de las políticas públicas están obligados, estos sí, a tomar medidas a corto y a largo plazo para evitar las muertes y los daños laterales derivados de la manera impropia de conducirse de estos conductores en vías públicas que deben ser utilizadas por cientos de miles de otras personas.
Es de rigor la aplicación de una campaña de conciencia y el diseño de un plan efectivo de consecuencias previas, como las de ley, para los que se juegan su vida, y la de otros, en las motos.