El exdiputado Miguel Gutiérrez ha llegado a un acuerdo con la justicia de Estados Unidos cuyas consecuencias se verán en el futuro, aunque la mayoría de los ciudadanos no queden al tanto de las mismas.
El exlegislador acordó declararse culpable de los delitos de narcotráfico y lavado de activos, se le atribuye haber traficado 51 toneladas de cocaína a Estados Unidos en seis años (entre 2014 y 2020), ha entregado de manera voluntaria más de 8 millones de dólares y se comprometió a suministrarle informaciones a Estados Unidos sobre la estructura criminal de la que formaba parte.
Llama poderosamente la atención que en el acuerdo entre la Fiscalía Federal de Estados Unidos y el Imputado remitido al tribunal se deja claro que Gutiérrez no era el jefe de la estructura criminal y que se comprometía a dar informaciones que permitieran detenerlo y procesarlo.
Al ver las concesiones hechas al imputado se llega con facilidad a la conclusión de que el ya confeso narcotraficante tiene informaciones que para Estados Unidos son valiosas.
La detención de Gutiérrez se produjo cuando este llegaba a Miami, distrito judicial donde también reposaba otro importante caso de narcotráfico relacionado con un dominicano, el de César Emilio Peralta (César el Abusador), aunque el mismo fue derivado a Puerto Rico para unificarlo. El principal imputado de este caso también se declaró culpable y llegó a acuerdos.
Estados Unidos, como de costumbre, usará a su conveniencia las informaciones que le extraiga a estos dos imputados, resultando entendible que para ellos la prioridad será los delitos cometidos en su territorio o que les afectaren a ellos directamente.
Pero en el marco de la colaboración judicial ha de esperarse que compartan con su socios de República Dominicana la que pudiera ser de interés local para atacar bandas y complicidades locales.
Es claro que Miguel Gutiérrez ha dado informaciones valiosas, creíbles y verificables sobre estructuras de narcotráfico del interés prioritario de Estados Unidos.