La historia absolverá a Danilo

La historia absolverá a Danilo

La historia absolverá a Danilo

Periodista Luis García

Nunca he pretendido ser biógrafo de nadie, aunque tuviera las luces para hacerlo; tampoco escribo por encargo, como en una ocasión afirmó el escritor ruso Fiódor Dostoievski, refiriéndose a sí mismo; solo hilvano ideas que brotan de mis convicciones.

Lo que sí trato es que esas convicciones sean el reflejo de la justicia, de darle a cada individuo lo que le corresponda; irradiando de mi interior, en términos ontológicos, todo sentimiento de odio, de rencor y de envidia. Lo dijo ya hace mucho tiempo el filósofo y matemático británico Bertrand Russell: “El odio se corresponde con los tontos y el amor constituye una cuestión de sabios”.

Este preámbulo obedece a que quiero salir en defensa de un hombre público que en el último cuatrienio ha sido calumniado, injuriado y vilipendiado injustamente. Me refiero al expresidente de la República y líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina. A Danilo lo conocí a principios de la década de 1990.

El era legislador y yo periodista asignado a cubrir la Cámara de Diputados, en distintos momentos, por los periódicos El Caribe, El Siglo y Listín Diario.

A través de los años forjamos una fuerte amistad, respetando los roles de cada uno, sentimiento que ha permanecido inalterable. Según testimonios de allegados suyos, Danilo ha revelado que soy de las pocas personas que pueden interpretarle los pensamientos y predecir sus actuaciones.

Visto este contexto, puedo testimoniar que ese Danilo que conozco no es merecedor de las infamias que se han vertido en su contra, sean para construir una narrativa en procura de obtener provecho político o producto del odio o la envidia de gente que nunca ha podido escalar a posiciones de relevancia mediante la legitimación del voto popular.

Danilo Medina se ha ocupado de servir a su país, al PLD, a la política y a la democracia dominicana, poniendo en juego su propia salud física y emocional.

A Danilo hay que reconocerle los esfuerzos extraordinarios para enfrentar la pobreza y la desigualdad social en el rol de Presidente de la República. Reconocerle el valor de iniciar la asignación del 4 % para la educación preuniversitaria.

Reconocerle la instauración de la jornada escolar extendida, que acogió a más de 1.2 millones y que recibieron el desayuno, comida y merienda en el período 2012-2020. Reconocerle la construcción de alrededor de 28 mil aulas. Reconocerle la capacitación docente y el Programa de Formación de Profesores de Excelencia. Reconocerle la creación del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia, que llegó a contar con cientos de centros para atender a más de 160 mil niños.

También a ese Danilo que hoy se pretende vilipendiar se le debe reconocer la priorización del cierre de la brecha digital. Reconocerle la implementación exitosa del Sistema de Emergencias 911. Reconocerle el diseño y ejecución de la primera etapa del Programa de Titulación de Tierras.

Reconocerle la puesta en marcha del Programa de Visitas Sorpresa, que reivindicó al productor rural.

Reconocerle el Programa Quisqueya Aprende Contigo cuya finalidad era la erradicación del analfabetismo. Reconocerle que cuando se suspendieron las elecciones municipales del 2020, no escatimó esfuerzos para que la Junta Central Electoral recibiera los recursos económicos para reorganizarlas y salvar la democracia.
La lista de aportes a la sociedad y a la democracia de Danilo Medina es larga y prolífica.

A los odiadores y mediocres que quieren sepultar la figura de Danilo Medina, la tarea no les resultará fácil. El tiempo, desaparecidas las pasiones coyunturales, pondrá cada cosa en su lugar. Y la historia, estoy seguro, lo absolverá.