La hipogalactia, un impedimento poco frecuente para la lactancia materna

Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se conmemora del 1 al 7 de agosto, la medico de familia Beatriz Torres habla con EFEsalud sobre la hipogalactia, que insiste en que son pocos casos reales, y que muchas veces el fin de la lactancia materna exclusiva se debe a “una percepción subjetiva” de falta de leche.
Por eso, Torres, quien es médico de familia en el centro de salud de Roa de Duero (Burgos) y secretaria de comunicación de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), subraya que es recomendable contar con el consejo de un profesional que aconseje a la madre en el caso de querer continuar con la lactancia materna exclusiva.
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Diagnóstico clínico
El diagnóstico de la hipogalactia es clínico, lo que quiere decir que no es necesario ninguna analítica o pruebas complejas.
Entre otras cosas, se basa en evaluar el peso del bebe, ya que en el caso de la hipogalactia, no ganará el adecuado; pero también hay que controlar la diuresis y el número de deposiciones del bebé, porque ayuda al médico a valorar una posible deshidratación o la aparición de ictericia.
El agarre del bebé
Entre las causas de la hipogalactia se encuentran aquellas en las que el agarre del bebé al pecho no es el adecuado porque presenta alguna alteración anatómica como la anquiloglosia -el frenillo corto.
Pero también el hecho de que se le restrinjan las tomas.

Sobre ello, la especialista afirma que antiguamente se ofrecía mamar cada ciertas horas, en función de la edad del bebé, sin embargo, en la actualidad, lo recomendado es la lactancia materna a demanda: cuando el bebé quiera.
Otros problemas
La hipogalactia puede deberse también a distintos problemas de la madre, entre ellos, la retención de la placenta tras el parto, el déficit de prolactina -la hormona que estimula la secreción de leche por las glándulas mamarias-, el síndrome de ovario poliquístico o las alteraciones endocrinas más comunes, como el hipotiroidismo o la diabetes.
Torres detalla otros problemas como alteraciones en la gándula mamaria, por defectos congénitos, por hipoplasia mamaria o por cirugías anteriores.
Y también entre los motivos se encuentran una mala técnica de lactancia o disruptores endocrinos que interfieren en la producción de leche.
Otras posibles causas que en ocasiones pueden producir escasa producción de leche materna son las cesáreas de urgencias, el parto instrumental o la analgesia epidural, que hacen que disminuya la producción de oxitocina, una hormona esencial durante el parto y la lactancia.

El estrés o la ansiedad pueden estar también detrás de la hipogalactia.
“Normalmente la producción láctea es mayor en momentos en los que la mamá está más relajada, también se ve alterado en casos de depresión posparto y con la toma de algunos antidepresivos. Todo esto genera una alteración en la producción de oxitocina y la eyección de leche”, afirma la doctora.
La solución depende de la causa
Y para solucionar la situación y siempre que la madre quiera continuar con la lactancia materna, hay que tomar una medida u otra. En este sentido, Torres hace hincapié en que lo importante es contar con el apoyo de un profesional especialista en lactancia que oriente al respecto.
No obstante, insiste en que son pocos los casos en los que hay una hipogalactia real, ya que, incide la experta, muchas veces el fin de la lactancia materna exclusiva “se debe a una percepción subjetiva de la falta de leche”.
Ojo con los mitos
Recuerda que el bebé va a pasar por distintas etapas, las conocidas por “crisis de lactancia”, en las que su comportamiento cambia, al igual que la percepción que tiene la madre de su pecho, y puede pensar incluso que tiene “el pecho vacío”.
“Esto es un mito, pues el pecho funciona más como una fábrica que como un almacén, por lo tanto se produce la cantidad de leche necesaria para el bebé en cada etapa de su vida, por este motivo, tenemos que continuar ofreciendo el pecho con frecuencia”, resalta Torres.
Si el peso, la diuresis y las deposiciones del bebé evolucionan correctamente, es probable que el niño este recibiendo el alimento necesario y no hace falta suplementarlo.
La doctora señala que lo ideal es mantener la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, a partir de los cuales se introduce la alimentación complementaria al bebé, pero al principio la leche materna “seguirá siendo la principal fuente de alimentación”.
“Por lo tanto, el acompañamiento y la educación son dos puntos clave para evitar el abandono innecesario de la lactancia”, concluye la experta de la SEMG.
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EFE
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