La herencia de Luis Abinader tiene tentáculos como un pulpo

La herencia de Luis Abinader tiene tentáculos como un pulpo

La herencia de Luis Abinader tiene tentáculos como un pulpo

Abinader recibió el 28 de julio la validación de su elección del senador Arístides Victoria.

SANTO DOMINGO.- Luis Abinader, presidente electo, y presidente de la República a partir del día 16 de agosto de 2020, entiende que su tarea inmediata es la de administrar una crisis (periódico EL DÍA, 30 de julio de 2020, Pág. 4, última pregunta).

La tarea de la administración es evitar el colapso en el área de la salud y en el de la economía para que no haya que vérselas con efectos sociales adversos que a su vez generen consecuencias políticas indeseables. Es, ciertamente, una crisis que puede avanzar hacia una coyuntura explosiva.

Administrar una crisis no parece una buena idea, pero se entiende que la intención del presidente electo ha sido la de anunciar su buena disposición para domar la crisis.

A simple vista la tarea del presidente será sostener en pie el sistema sanitario, la economía como expresión de recaudación y Presupuesto Nacional, y la economía como expresión de las fuerzas productivas y el mercado. No es simple, pero visto desde el escritorio de un periodista hay algo más: el riesgo de un colapso del pueblo dominicano y su principal institución: el Estado.

En cuatro años, se desprende de lo dicho por Abinader (periódico EL DÍA (30 de julio 2020, Pág. 5, tercera pregunta), deberíamos tener instituciones funcionales y decencia en la administración pública. En otras palabras, hasta aquí se ha hecho poco, o nada, por la honradez administrativa (hemos sido unos corruptos) y carecemos de instituciones formales creíbles. Debe de ser verdad, pero el suyo debe de ser un fin estratégico.

La mala herencia

Mientras más se piensa lo que ha venido a ser el Estado al que seis dominicanos se propusieron para administrarlo en las elecciones pasadas, más se afinca el convencimiento de que lo mejor que pudo haber pasado fue la derrota del Partido de la Liberación Dominicana.

Los riesgos de expresiones sociales de la crisis serán permanentemente altos durante el período y esa herencia que ahora le toca a Abinader no iba a ser fácil de manejar desde un partido con 16 años ininterrumpidos en el poder, que había perdido la conexión con la clase media y que llevaba a un candidato que nunca fue tomado en serio.

En el plano económico, según entendidos, al mes de junio, que es la mitad del año, las recaudaciones habían caído en 25 por ciento y el déficit era de unos 40 mil millones. Al mes de julio las reservas del Banco Central eran

6 mil 497 millones de dólares, una caída de 2 mil 837 millones de dólares en relación con las reservas al cierre de marzo, mientras que la depreciación del peso desde enero hasta julio era de 8.79 por ciento. El año pasado había sido de 5.1 por ciento en doce meses.

Los entendidos en materia económica suelen mirar estas relaciones con el Presupuesto y con el PIB como telón de fondo. En el primer caso para salir corriendo a buscar prestado y en el otro para tratarlo a fondo, entenderlo y acaso darle una solución a más largo plazo. Esto le toca al nuevo gobierno, pero también le toca que todo esto la base de la población lo confronta con su estómago y con sus bolsillos.

La prensa recoge unas declaraciones de Juan Ariel Jiménez, el ministro de Economía, en las que habla de la necesidad de recurrir a préstamos para dinamizar la economía y evitar el cierre de empresas. El cierre masivo de unidades productivas es peligroso, pero hemos demonizado los préstamos en tal medida que si el gobierno que se instala los busca tendrá que dedicar grandes esfuerzos en convencer a los activistas que tanto daño le hicieron a Danilo Medina, de que es necesario buscarlos por culpa de Danilo.

Parte de la mala herencia que deja la administración que sale está en el sistema sanitario, pero sería injusto cargarle el dado. El pueblo dominicano es díscolo, el coronavirus es un agente mundial y para el colmo hubo que someter a la sociedad a tres procesos electorales sin los cuales la situación política se hubiera vuelto insostenible para un presidente tachado de inescrupuloso y de tramposo por una de esas taras del dominicano, que cuando le coge con una persona no le da descanso ni tras la muerte.

La crisis

Un gobierno celebrado por parte de los que andan con anteojeras, el de Antonio Guzmán Fernández (el de las libertades públicas), le heredó al de Salvador Jorge Blanco (el de la economía de servicios) una situación económica que tuvo consecuencias sociales que todavía persiguen su memoria.

Las condiciones económicas en las que llega Abinader al gobierno del Estado son más precarias que aquellas. Se podrá pensar que el pueblo dominicano ha visto cómo ha venido a joderse todo, dentro y fuera del país, pero no es así; la base social dominicana dedica la mayor parte de sus energías a la bachata, la bebida (u otras formas de enajenación), el juego y los escaparates en los que, si tiene plata, a veces compra.

Nada le importa, ni siquiera la vida suya y la de otros, como lo demuestra ante el coronavirus Sars-Cov-2, en las carreteras, las pendencias, y el narcotráfico.

Otro de los complejos estados de cosas que recibe el gobierno que se instala es la atomización eventual del Partido de la Liberación Dominicana en pequeños liderazgos y las bases del Partido Revolucionario Moderno, que son una recomposición de lo que fuera el Partido Revolucionario Dominicano.

En el PLD empezarán a pugnar por capitalizar conflictos internos y externos para fortalecerse como líderes políticos aquellos que quieren ser presidentes de la República. Sin ese gran partido unificado alrededor de una dirección el gobierno habrá perdido a un interlocutor político. Después de tantos años en el poder y salir como una jaiva sin patas, no es capaz de dañar, pero es necesario.

El PRM como fuente de conflictos

En el Partido Revolucionario Moderno las dificultades pueden surgir temprano si el gobierno es incapaz de emplear a un número significativo de los compañeros de la base. Y será un fuerte dolor de cabeza para el presidente con su plan de adecentamiento.

Abinader llega, además, con la herencia de su condición social y la de muchos de sus colaboradores, especialmente los del área económica. Es un equipo elitista que puede carecer de la empatía social para entender, aceptar y buscarle salida a los resortes íntimos de la base del pueblo dominicano.

Cuando se le mira desde fuera parece un gobierno de ricos, o de gente, como se dice en el país que nunca ha comprado un repuesto “caravelita” ni ha comido guineítos con huevo hervido.

—1— Efecto dominó
Si el pueblo dominicano se desploma la isla se vuelve ingobernable.
—2— Una válvula
La nación dominicana, con todos sus defectos, es la válvula que libera de presión a los gobiernos haitianos.
—3— Peso muerto
La carga de sostener la gobernabilidad en la isla es parte de la herencia de Abinader.



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