La gravedad de la enfermedad del Papa Francisco hace que salgan a relucir posibles sucesores
Santo Domingo. – El mundo fue sorprendido el 13 de marzo de 2013 cuando el cónclave de cardenales electores escogió al entonces cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, como nuevo papa, convirtiéndose en el primer latinoamericano en ocupar esa posición y el tercero no italiano de manera consecutiva.
En sus casi 12 años de pontificado ha sido junto a Juan Pablo II uno de los papas más mediáticos, con posiciones muy dirructivas frente a temas controversiales como la justicia social, migraciones, integración y reformas en la curia vaticana.
Se ha mantenido en el foco de los medios y ha sido motivo de discusiones frecuentes entre liberales y conservadores dentro de la Iglesia.
Aunque en el ejercicio de sus funciones como líder religioso se ha mostrado vigoroso en su accionar y toma de decisiones, su salud física ha sido siempre frágil agravada por una caída que lo llevó a andar con bastón y en los últimos meses a moverse en silla de rueda.
Hace diez días se anunció su hospitalización por lo que parecía en principio un cuadro gripal inofensivo, pero que se ha ido agravando a tal punto de que el parte médico de este sábado utilizaba un lenguaje que dejaba entrever preocupación al hablar de un “cuadro reservado” y pasar al siguiente nivel diciendo que “su vida no está fuera de peligro”.
Leído entre líneas, cuando el Vaticano dice que “su vida no está fuera de peligro”, implica que realmente está en peligro.
El Pontífice se encuentra actualmente bajo atención médica intensiva debido a una neumonía bilateral y una crisis respiratoria asmática prolongada.
El Vaticano indica que médicos están haciendo todo lo posible para estabilizar su condición, pero las partes médicas compartidas en los últimos días indican que la situación de salud sigue siendo incierta, lo que ha llevado al Vaticano a advertir que el Papa no está fuera de peligro.
En este contexto, el estado de salud del papa Francisco genera una serie de implicaciones para la Iglesia Católica, ya que su eventual muerte trataría de una transición trascendental en la historia de la Iglesia moderna.
Aunque la atención está centrada en la recuperación del papa Francisco, no ha evitado que se empiece a ver un posible futuro cercano sin él al frente de la Iglesia Católica, sea por muerte o renuncia.
Su antecesor, el papa Benedicto XXVI abrió la puerta de la renuncia, algo que no se había producido en 500 años, pero su salud también hace pensar en un posible fallecimiento, preocupación acrecentada por el tono de los últimos comunicados del Vaticano sobre su estado de salud.
¿Qué sucedería en caso de su fallecimiento?
En caso de la muerte del Papa Francisco, la Iglesia Católica se vería ante la necesidad de elegir a un nuevo Pontífice.
Este proceso se llevaría a cabo en un cónclave, donde los cardenales electores, quienes son menores de 80 años, se reunirían en secreto para elegir a su sucesor.
La elección del Papa no depende de un proceso electoral directo, sino de una deliberación entre los cardenales, quienes escogen al futuro líder de la Iglesia. Este proceso ha sido una tradición en la Iglesia Católica desde hace siglos.
De igual manera ya se empieza a hablar con mayor fuerza sobre posibles sucesores del papa Francisco y se retoma el tema de si la Iglesia Católica seguirá mirando hacia afuera de Italia.
El Papa es técnicamente también obispo de Roma, por lo que la nacionalidad tiene relevancia pese a ser un líder mundial.
En las últimas elecciones del Sumo Pontífice también se ha tomado en consideración la situación del mundo, como cuando se eligió a un papa Polanco en plena Guerra Fría, Juan Pablo II, o en la expansión de la Iglesia que fue algo que se vio con la elección de un latinoamericano para ser papa.
La disyuntiva de un posible italiano o no estuvo presente también tras la muerte de Juan Pablo II, cuando se tenía como fuerte candidato al cardenal Angelo Solano, entonces Secretario de Estado del Vaticano, pero finalmente se escogió al alemán Joseph Razinger, entonces prefecto para la Congregación de la fe.
Al agravarse la salud del papa Francisco, parece inevitable empezar a mirar posibles sucesores, no sin perder de vista el dicho entre los vaticanistas de que con frecuencia quien entra como papable al Cónclave sale como cardenal, en referencia a que lo más frecuente es que los favoritos no sean los escogidos para el pontificado.
Entre los posibles sucesores del Papa Francisco, se encuentran varios cardenales con perfiles diferentes que podrían seguir la línea de reformas promovida por el papa Francisco o bien orientar la Iglesia en un rumbo más conservador.
Algunos de los nombres que han sonado con más fuerza en los círculos eclesiásticos incluyen:
El Cardenal Pietro Parolin: Italiano actual Secretario de Estado del Vaticano, Parolin es considerado uno de los principales candidatos debido a su cercanía con Francisco y su experiencia en la diplomacia internacional. Ha jugado un papel clave en las relaciones exteriores del Vaticano.
El Cardenal Luis Antonio Tagle: Arzobispo de Manila, Filipina. Tagle es visto como un líder progresista que podría continuar el enfoque pastoral del Papa Francisco, con un énfasis en los pobres y la justicia social. Su figura tiene mucho apoyo en Asia y en las regiones más necesitadas.
Cardenal Marc Ouellet: Prefecto de la Congregación para los Obispos. El canadiense Ouellet es un candidato más conservador. Su enfoque doctrinal es tradicional, lo que podría representar un giro en la dirección de la Iglesia, alejándose de algunas de las reformas impulsadas por Francisco.
Pero también se considera que el próximo pontífice provenga de África, región de más crecimiento de la feligresía católica y donde hay muchos cardenales conservadores, lo que podría aplacar a muchos que se han sentido removidos por las posturas liberales de Francisco en cuanto a temas sociales, pastorales y dogmáticos.
Etiquetas
Artículos Relacionados