Como idea parece bastante rústica: una funda de plástico para forrar el interior del intestino. Pero parece ser que funciona, según los resultados de un estudio en Reino Unido.
Sus autores concluyen que esta especie de manga es una alternativa no quirúrgica segura y eficaz a la cirugía de banda gástrica, a la que muchos pacientes obesos se someten para reducir el tamaño del estómago.
Los pacientes con obesidad y diabetes de tipo 2 que la probaron perdieron una media de 15 kg y experimentaron una mejoría en el control de su enfermedad.
Eso concluyen las pruebas clínicas del estudio, cuyos resultados se acaban de presentar en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes.
La funda, llamada Endobarrier, es extraíble y se puede implantar en menos de una hora a través de la boca, mediante una endoscopia bajo anestesia.
Pero como no requiere de cirugía ni estadía en el hospital, los investigadores del estudio lo consideran un método menos invasivo y más seguro que una operación de banda gástrica, ya que acarrea menos riesgo de infección.
¿Cómo funciona?
La funda funciona evitando que la comida entre en contacto con la primera parte del intestino delgado, en concreto el duodeno y el yeyuno.
El Endobarrier tiene 60cm de largo y forra el interior de ese tramo intestinal. Así, permite el paso de la comida pero evita que ésta sea absorbida a través de sus paredes.
Normalmente se retira antes de un año. El objetivo de este aparato es ayudar a que los pacientes obesos hagan un cambio en el estilo de vida y mejoren su salud.
Resultados del ensayo
50 pacientes obesos y con diabetes de tipo 2 participaron en el ensayo clínico de Reino Unido, en el City Hospital de Birmingham, parte del sistema británico de salud pública, (NHS, por sus siglas en inglés).
El estudio, liderado por el doctor Robert Ryder, se centró en los primeros 31 pacientes cuyas fundas fueron retiradas.
Con la funda los participantes perdieron una media de 15kg, mejoraron el control del nivel de glucosa en la sangre y redujeron sustancialmente la presión sanguínea así como la cantidad de grasa en el hígado.
Entre los que se inyectaban insulina, la mitad de los casos estudiados, la cantidad media diaria se redujo de 100 a 30 unidades.
Según los fabricantes de Endobarrier, las complicaciones más comunes reportadas por los pacientes son náuseas, vómitos y dolores abdominales en los primeros días y semanas de implantación.
Otros riesgos menos comunes pueden ser más severos. A dos pacientes que participaron en el estudio del NHS se les extrajo la funda antes de tiempo debido a una hemorragia gastrointestinal y a un absceso en el hígado.
Seis meses después del tratamiento, el 65% de los pacientes que habían tenido la funda mantenían las mejorías logradas en términos de pérdida de peso y control diabético.
Ante estos resultados, Ryder consideran que la Endobarrier podría ser un tratamiento seguro y económico para pacientes con una obesidad y diabetes difíciles de tratar, para los que no han funcionado otras estrategias.
«No hemos visto hasta ahora un tratamiento tan simple«, le dijo a la BBC.
La segunda parte del estudio clínico evaluará si los pacientes logran mantener un peso saludable a largo plazo tras la extracción de la funda.