Muchos de los productos que podríamos clasificar como no saludables y que no benefician en nada la calidad de la dieta de las niñas y los niños, se diseñan para entrar en ese momento del día, en la merienda a la salida del cole. Lo advierte en declaraciones a EFEsalud el director global de Investigación y Programas de la Gasol Foundation, Santi F. Gómez.
«Me estoy refiriendo sobre todo a productos ultraprocesados, como, por ejemplo, la bollería industrial y las bebidas azucaradas, como zumos o refrescos», señala el experto, quien incide en que son sobre todo los escolares de infantil y primaria los que meriendan, mientras que ya los adolescentes al tener horario generalmente continuo en los institutos, comen más tarde y a veces la merienda no la hacen.
La merienda es una oportunidad perfecta para, por ejemplo, incorporar alimentos saludables que en otro momento del día les cuesta más comer, como la fruta y la verdura.
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Según el Libro Blanco de Meriendas Infantiles 2023 -impulsado por la Asociación Española de Fabricantes de Yogur y Postres Lácteos Frescos, y en el que el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, Ernesto Gasco, ha escrito el prólogo-, la merienda también tiene su relevancia «en la calidad de la alimentación de los niños y niñas, pues es la ingesta que permite complementar el resto del día».
Esta publicación, elaborada por un equipo de dietistas-nutricionistas, liderado por el doctor Ramón de Cangas, refleja que la fruta precisamente no es el alimento más consumido en la merienda después del cole.
La opción más extendida es el bocadillo, normalmente con embutido, que los niños toman varias veces a la semana y muchos de forma diaria, según el libro blanco.
Y en concreto, para este dato concreto, el documento se basa como fuente en la «Valoración de la condición nutricional, y de hábitos y preferencias alimentarias en una población infantil-juvenil, de 7 a 16 años», de la Comunidad de Madrid», que indica que el bocadillo con embutido está presente en la mitad de las meriendas (49,9 por ciento), seguido de la bollería y las galletas, en el 37,1 por ciento de los casos.
¿El bocadillo es saludable?
Pero no hay que demonizar al bocadillo ni mucho menos, ya que todo depende de lo que se meta entre el pan. Se puede hacer de verdura, como tomate en rodajas con un chorro de aceite de oliva, por ejemplo, o aguacate.
Más opciones que da el experto de la Gasol Foundation: acompañar el tomate con cebolla, o algo muy de la dieta mediterránea también como el pimiento asado o la berenjena asada. El pescado en conserva es una buena opción.
Y el pan, mejor integral, porque «precisamente la capa que recubre el cereal es donde se ha demostrado que se hallan más vitaminas y minerales que son beneficiosos para la salud humana, así como para garantizar una buena calidad de la dieta y un buen tránsito digestivo», según Gómez.
«A veces tenemos la percepción de que en el bocadillo simplemente caben ciertos productos, pero finalmente es consumir un trozo de pan abierto por la mitad y dentro las combinaciones que se pueden llevar a cabo son múltiples, incluyendo incluso también lo que decía, verduras, hortalizas y frutas», abunda.
Cuestión de equilibrio
Pero como en todo, la alimentación es una cuestión de equilibrio, porque para garantizar una buena calidad de la dieta que favorezca el desarrollo de niñas y niños, siempre hay que acercarse a las recomendaciones nutricionales.
Por eso, el consumo de ciertos embutidos -cuanto menos procesados y menos sal tengan, mejor- de vez en cuando puede incluirse en la merienda. Lo malo es si ese consumo es excesivo, diario e incluso de varias veces al día.
Los frutos secos
No hay que olvidarse en absoluto de los frutos secos. Una opción muy saludable también para la merienda después del cole. Y hablamos de todo tipo de frutos secos, como las nueces, pistachos, almendras o avellanas. «Lo importante es tener en cuenta que no sean salados ni azucarados ni fritos», explica Gómez.
En cuanto a la cantidad de frutos secos, lo recomendable es que la ración incluya un puñado, es decir, lo que cabe en la palma de la mano, que la proporción que vaya a consumir esté acorde con el peso del escolar.
También un yogur o leche es una opción saludable para la merienda tras el cole, si aún no se han completado las recomendaciones nutricionales del día en este sentido.
Si no basta con una pieza de fruta, o un puñado de frutos secos se pueden combinar las opciones.
Lo importante, en resumen, es asegurar la variedad, el equilibrio con el resto de alimentos que se han consumido a lo largo del día y con lo que se espera tomar en la cena.
«Eso sería lo ideal, y que en el día a día se trate de hacerlo, a veces no cumples con la recomendación al cien por cien y tampoco tenemos que obsesionarnos con eso. Eso es importante transmitirlo también a la población pero sí hay que conocer las recomendaciones y lo que va a favorecer la calidad de la dieta «, matiza el experto.
Lo comida no es lo único importante
Pero a la salida del colegio, no solo la comida es lo importante.
Normalmente es un momento de reencuentro con la familia y hay que aprovecharlo para saber qué tal le ha ido a los niños en el cole y cómo se encuentran. Interesarse, por ejemplo, por lo que han comido o qué actividad han disfrutado más.
«Eso también nutre emocionalmente y debería estar dentro de una merienda saludable después del cole», señala el experto de la Gasol Foundation.