La formalidad laboral de la economía requiere incentivos

Santo Domingo.-El empleo informal sigue siendo una realidad persistente y en expansión en la República Dominicana, lo que ha impulsado el surgimiento de nuevos negocios en las zonas urbanas.

Estos negocios se han establecido como una forma de generar puestos de trabajo e incrementar los ingresos.

Erick de los Santos, de 27 años y conductor de Uber, explicó que existen beneficios al autoemplearse, como el control sobre su horario y los ingresos que recibe.

Indicó que, por semana, obtiene en promedio RD$18,000 por prestar sus servicios de transporte en motocicleta, con una meta diaria de RD$3,000.

De los Santos trabaja desde las 5 de la mañana hasta las 3 de la tarde, pero si alcanza su meta antes de tiempo, se va a descansar para iniciar su jornada al día siguiente. A pesar de generar más de RD$30,000 mensuales,
De los Santos mencionó que a veces le gustaría tener un empleo formal debido a los beneficios que ofrece, como el acceso a servicios de salud.

“A veces uno lo piensa para cambiar de un empleo informal a uno formal, porque lo que no tiene el empleo informal lo tiene el formal, como un seguro de salud”, expresó De los Santos, quien es padre de un recién nacido.

Por otro lado, Bertha Lidia Manzueta, de 32 años, tiene una cafetería y vende aproximadamente RD$12,000 semanalmente, lo que le permite mantener a sus hijos.

Ser su propia empleada le permite tener flexibilidad en su horario y pasar más tiempo con sus seres queridos, algo que no podría hacer en un empleo formal debido a las limitaciones en horario y salario que estos suelen tener.

Bajos incentivos
El ministro de Trabajo, Eddy Olivares, proyectó una reducción de aproximadamente el 6 % en la informalidad laboral en los próximos tres años en República Dominicana.

Según datos del Banco Central, en el período de octubre a diciembre de 2024, el 54.8 % de los trabajadores en el país eran informales, lo que implica que no tienen acceso a los beneficios de la seguridad social.

Ante esta proyección, el economista Juan del Rosario explicó que mientras el Estado siga permitiendo que los trabajadores ganen por debajo del costo de la canasta familiar, no habrá un incentivo suficiente para que se incorporen al empleo formal.

“Los salarios que ofrece el sector formal no motivan a los trabajadores, por el contrario, se convierten en un desincentivo, y esto lleva a la gente a optar por el empleo informal o el autoempleo”, señaló. Además, destacó que las empresas deberían acercarse a las universidades para apadrinar a jóvenes talentos, lo que generaría un efecto multiplicador positivo en el mercado laboral.

Según Del Rosario, actualmente los jóvenes se enfrentan a un mercado laboral que no ofrece las oportunidades que necesitan, lo que los lleva a aceptar empleos mal remunerados con poca posibilidad de crecimiento.

Ventajas y desventajas
Del Rosario también explicó las diferencias entre los trabajadores formales e informales.
Apuntó que los empleados formales tienen acceso a la seguridad social, seguro médico, fondos de pensión y fondos de riesgos laborales.

Además, sus familias también pueden acceder a estos beneficios. En cambio, dijo que los trabajadores informales no tienen acceso a estos servicios y enfrentan mayores dificultades para capacitarse y mejorar sus competencias. Las empresas informales, en general, no invierten en la capacitación de sus empleados.

Subrayó que tanto el sector empresarial como el Estado no han logrado implementar políticas salariales efectivas que mejoren las condiciones de vida de los trabajadores.

Señaló que esta falta de incentivos ha llevado a que muchos trabajadores abandonen el empleo formal en favor de la informalidad, donde perciben mejores ingresos.

Formales

14.8% De las mipymes.
Son formales en el país, de acuerdo con la Encuesta Nacional de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas.

Formalización

— Necesidad
Mientras persista esta situación de bajo salarios la economía dominicana continuará perdiendo oportunidades valiosas de desarrollo, subraya el economista al señalar que se requiere de políticas para estimular la formalización.