El padre Ramón Alonso anda por estas tierras a las que dedicó la plenitud de su vida. Fue de esos carpinteros sociales que armó muchas obras de bien y aportó a muchas de las mejoras que pudo exhibir nuestro sistema educativo preuniversitario y universitario.
Su conocimiento de la Filosofía, de la Teología, su capacidad analítica, su conocimiento de la anatomía social dominicana solo eran comparables con su ortopráxis.
En algunas oportunidades, las personas cercanas a él le escuchaban decir que “hacer el bien es una tarea difícil pero gratificante”.
Decía, incluso, que hacer el bien es un “buen negocio, porque el que lo hace casi siempre recibe más satisfacción que el que lo recibe”.
El padre Ramón Alonso anda por estas tierras donde recibirá, como de costumbre, muestras de cariño que no son más que cosecha de lo que sembró.
La filosofía del padre Alonso sobre lo relativo a hacer el bien se aplica a cualquier área.
No crean los que buscan hacer transformaciones positivas en la sociedad que les será fácil, pero hay que insistir.
La certeza del “bien hacer” debe ser la principal guía del hombre público e inspiración de la sociedad en su conjunto.
El padre Alonso anda por estas tierras, bienvenido a su tierra.