La ficción de las pensiones de reparto

La ficción de las pensiones de reparto

La ficción de las pensiones de reparto

En las puestas de puntos de vista acerca de la necesidad de mejorar nuestro sistema de pensiones de capitalización individual o sea aquella en que asumimos la responsabilidad de ahorrar para asegurar nuestras propias pensiones futuras, sigue aflorando la idea de que podemos hacer una regresión hacia un sistema parcial o completo de pensiones dentro del sistema de reparto.

Recordemos que el sistema de pensiones de reparto está basado sobre varios pilares. Primero, es intergeneracional, en cuanto a que los más jóvenes aportarían para pagarles las pensiones a los más viejos.

Segundo, que se aportarían suficientes recursos económicos y si no los completaría el Estado, Y tercero, que habrá un Estado lo suficientemente responsable, transparente y holgado en sus finanzas como para asegurar el pago del mismo.

Sin embargo la quimera de regresar a este sistema olvida varios puntos críticos. En el mismo orden tenemos que, primero, la pensión futura dependerá de lo que aporten otras personas, y no de las propias decisiones de los futuros pensionados.

Segundo, si bajo el actual sistema, que bien puede mejorarse con relativa facilidad, los aportes no fuesen suficientes, ¿de dónde saldrían los recursos financieros adicionales para cubrir las pensiones?
Cuan fácil es obviar y hasta querer olvidar que hoy en día nuestra longevidad laboral y de vida es mucho mayor a la de nuestros antepasados, ya que gracias a los avances de la medicina, alimentación y estilo de vida, cada vez permanecemos los humanos más años en la tierra, sobre todo en nuestro país.

O que cada vez somos más envejecientes que jóvenes, gracias a la planificación familiar, las necesidades de las generaciones actuales o las facilidades de una vida más saludable.

Finalmente, no olvidemos el Banco de los Trabajadores, donde se usurparon nuestros ahorros, o los graves problemas que hoy padecen países desarrollados, incapaces de poder cumplir con sus sistemas de reparto. ¡Dejemos ya la ficción de un sistema de pensiones de reparto!



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