
SANTO DOMINGO.-Los fenómenos atmosféricos que se registran a nivel mundial como resultado de las actividades antrópicas, responsables en gran medida del cambio climático y que representan una amenaza para la humanidad, están generando un despertar.
De ahí que millones de ciudadanos en el planeta estén atentos a las inundaciones fruto de las tormentas repentinas que acarrean muertes, como el desbordamiento del río Guadalupe en Texas, que cobró la vida de unas 80 personas.
Igual el sargazo que impacta las especies marinas y las actividades turísticas de América Latina y Caribe, entre otros daños, que motivan a la sociedad a tomar conciencia sobre la responsabilidad moral para con la protección del hogar común.
Al analizar el riesgo que corren, en especial las poblaciones más vulnerables con las catástrofes que se pronostican ligadas a las huellas ecológicas que dejan las industrias, el transporte, minas a cielo abierto, construcciones o quienes depredan naturaleza, Sergio Abreu, miembro de la Comisión Nacional de la Pastoral Ecológica Medio Ambiental y especialista de la encíclica del papa Francisco “Laudato si”, enfatiza en la evolución de la ética ambiental y su vinculación con la educación en valores y su papel dentro del paradigma del desarrollo sostenible.
El catedrático ambiental de la Universidad Católica de Santo Domingo plantea que este tema critica el enfoque tradicional del desarrollo económico, que ha provocado graves consecuencias ambientales, éticas y humanas. Política y economía deben sentarse en un diálogo abierto donde se priorice el bien común de la población.
Impacto capitalismo
“La ética ambiental surge como reacción a los impactos negativos del capitalismo salvaje desmedido, que se aleja del antropocentrismo (visión centrada en el ser humano) y propone una ética holística y biocéntrica que incluya a todos los seres vivos”, refiere.
Cita que la ética medioambiental se enfoca en el uso racional de recursos para el bienestar humano, mientras que la ética ecológica -más amplia- ve al ser humano como parte de un sistema biótico integral que es la propuesta del papa Francisco en la encíclica Laudato si.
“La ecología profunda y autores como Leopold y Naess abogan por un cambio radical en la relación con la naturaleza, donde el ser humano está llamado a gestionar los recursos naturales para un desarrollo y bienestar integral con el enfoque de la doctrina social de la Iglesia”, dijo.
Abreu insta por valores, emociones, razonamiento, conciencia crítica y técnicas como la “escucha sensible”.
Romper paradigmas
— Formación
Para Sergio Abreu, la ética ambiental exige romper modelos tradicionales y construir nuevas relaciones hombre y naturaleza, el rol de la educación es esencial en la formación de valores que defiendan el desarrollo sostenible.