La escuela pública

La escuela pública

La escuela pública<BR>

Desde el aprendizaje del abecedario hasta mi graduación universitaria, o sea a lo largo de 17 años de estudio, siempre estuve en escuelas públicas. Y, modestia aparte, me siento satisfecho con el resultado.
Hoy día, se tiene un concepto muy pobre de la escuela pública. Son cada vez más los padres que realizan esfuerzos económicos extraordinarios para inscribir a sus hijos en colegios privados porque, supuestamente, en ellos la enseñanza es mejor. ¿Es ello cierto?
Si la respuesta es afirmativa, habría que revisar de cabo a rabo la política educativa de los diferentes gobiernos que hemos tenido en las décadas pasadas y exigirles a las autoridades de turno una seria atención al tema, un tema del cual depende, por obvias razones, el destino nacional.
Si no es verdad que la educación privada es mejor que la pública, entonces recae sobre el Gobierno la responsabilidad de competir limpiamente con el sector privado mediante careos, concursos y cualquier otro medio que sirva para demostrar quién es quién. Y que los resultados los juzguen las universidades. Lo cierto es que da pena ver como el Ministerio de Educación se deja poner entre la espada y la pared por parte de la Asociación de Colegios Privados, que, siendo un negocio como cualquier otro, exige tratamiento privilegiado por parte del Estado.
Es hora de que el Gobierno se meta en el área educativa hasta el cuello, para devolver a la escuela pública el nivel de confianza, eficiencia y credibilidad que tuvo en el pasado. Los colegios privados, por su parte, que se sometan a las leyes de la oferta y la demanda.



El Día

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