¿La época de Oro del crecimiento económico?

¿La época de Oro del crecimiento económico?

¿La época de Oro del crecimiento económico?

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

Superado el conflicto bélico de la segunda guerra mundial, se dieron pasos firmes para impulsar el mayor plan para la recuperación de la economía y que había derivado en la peor catástrofe económica hasta ese momento. El plan diseñado para la época se denominó plan Marshall, el cual consistió en un agresivo proceso de industrialización con el objetivo de que las grandes economías lideraran la recuperación de la economía global, lo cual involucró a los países capitalistas, socialistas y las economías subdesarrolladas o de tercer mundo.

Los resultados no se hicieron esperar y durante el periodo 1948-1973, la economía global logró un sorprendente crecimiento promedio del PIB de 4,93%, superando el anémico crecimiento del PIB durante el periodo 1913-1950 de 1,85%. Es por ello que el periodo 1948-1973 está registrado en la historia económica contemporánea como la edad de oro de la economía y el de mayor avance socioeconómico.

Al examinar las causales de ese largo periodo de crecimiento de la economía global, las explicaciones más convincentes es que en ese periodo se registraron los mayores progresos técnicos, mayor acumulación de capital, incremento de la inversión, mayor seguridad jurídica y la mayor apertura de los mercados, en relación a los periodos pre guerras. Es a partir de entonces que el crecimiento del PIB como variable macroeconómica relevante despierta el interés de los economistas y la capacidad de ser medible, así como el impacto en la renta per cápita y el progreso de la población.

El periodo de la edad de Oro fue observado cuando ya era notorio el coeficiente de satisfacción en la vida de los ciudadanos, las dificultades económicas se habían mitigado y el bienestar alcanzado mostraba una estabilidad irrefutable. Por tales razones, se despertaba el afán por alcanzar adecuadas tasas de crecimiento económico e impulsar la calidad de la contabilidad nacional y las estadísticas económicas, lo que favoreció tener un paliativo objetivo en los indicadores coyunturales y una efectiva aplicación de la teoría económica, abriendo así el espacio para el surgimiento de las denominadas grandes potencias económicas.

Durante el periodo 1987-2020, a escala global se han registrado múltiples crisis económicas que han estremecido a la economía global y han frenado los avances y progresos logrados. En efecto, en 1987 explota una crisis bursátil, la recesión mundial de 1990, la burbuja financiera del 2001, la crisis financiera iniciada en USA en el 2007 y en 2020 la pandemia global, crisis estas que demuestran una mayor dimensión y perjuicio con la pérdida de empleo y la tragedia que ha significado la caída de millones de personas a la línea de pobreza en todo el planeta.

A pesar de que en las últimas cuatro décadas ha sido muy frecuente y devastadoras los eventos de crisis, no se ha tenido un plan contra crisis como lo ocurrido posterior a la segunda guerra mundial, pues lo único que se han observado es el diseño y ejecución de medidas cortoplacista para resolver una situación coyuntural. En medio de las crisis las autoridades económicas solo quieren mostrar que la economía ha logrado crecer en un periodo muy corto como si eso resuelve el grave problema que han dejado dichas crisis y que un simple valor numérico que arroja el PIB borra todo el malestar causado.

Un ejercicio de inteligencia conduce a establecer que la medición del crecimiento del PIB es coyuntural, sin embargo, de una manera engañosa se invoca la manipulación de que ese crecimiento se traduce en una mitigación de la pobreza, lo cual es una ficción hija legitima de la falsedad. Podemos enfatizar de forma categórica que con la medición del PIB lo único que se procura es obtener con precisión que tanto crece la economía de un periodo a otro y el impacto que ese crecimiento tiene en la generación de empleo y el mercado laboral.

La tasa de crecimiento del PIB por sí sola no nos suministra una información con cierta precisión acerca de cómo ha cambiado el nivel de producción de un periodo a otro, ni tampoco el bienestar y calidad de vida de la población, pues es muy probable que el crecimiento del PIB se deba a un aumento de la producción, un aumento de los precios o ambas cosas, máxime si se desconoce si se trata del PIB real o nominal.

No obstante, desde el punto de vista macroeconómico resulta relevante establecer el efecto del crecimiento económico en el ahorro nacional, en particular, el ahorro privado y el ahorro público y el impacto que causan en el financiamiento de la economía.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD