El doctor Guillermo Álvarez considera esencial que un paciente diabético e hipertenso lo acompañe un nefrólogo. Cristy tapia
Santo Domingo.– Entre el ocho y el diez por ciento de la población presenta problemas renales y en la mayoría de los casos no está diagnosticado, esto empeora la situación del paciente adelantando el proceso de diálisis.
El doctor Guillermo Álvarez, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología, informó a El Día que es preocupante la incidencia y prevalencia de la Enfermedad Renal Crónica (ERC) en los últimos años en el país.
“En los últimos años en República Dominicana se han disparado los indicadores de las ERC, se estima que entre el ocho y el diez por ciento de la población presenta problemas renales y en las mayoría de los casos no se encuentra diagnóstico, lo que empeora la situación del paciente, adelantando el proceso de diálisis”, apuntó el doctor Álvarez medico nefrólogo del Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT).
Lugar 6 en muertes
La Enfermedad Renal Crónica es el término que se utiliza para designar los estados de disminución de la función renal por más de tres meses de evolución.
Generalmente es una enfermedad silenciosa, sus síntomas no provocan dolor, por lo que puede estar pasando desapercibida.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las muertes a causa de enfermedad renal crónica ocupó el lugar número seis y en países como Estados Unidos nueve de cada diez personas adultas que padecen el malestar no saben que lo tienen.
El galeno explicó que el principal motivo para acudir a la consulta es la elevación de la creatinina en sangre la cual es descubierta en algún momento de una evaluación médica.
“Esta es una enfermedad que en los estadios iniciales tiende a dar pocos síntomas o síntomas vagos como orinar más de noche, orinar con espuma, retención de líquidos, pérdida del apetito, sabor y olor desagradable en la boca, náuseas y vómitos, cansancio y debilidad”, informó el dos veces presidente de la Sociedad Dominicana de Nefrología.
El especialista indicó que una complicación de mediano a largo plazo es la diabetes no controlada o de una hipertensión mal tratada, “por no ingerir los medicamentos o creer que estas controlado y no asisten a chequearse ni la presión ni la azúcar.
Al final la enfermedad renal crónica emerge para dar la estocada final en la salud de estos individuos y marcar un derrotero que de persistir los mismos hábitos y sistemas se le sumaran o cohabitaran las enfermedades cardiovasculares que darán al traste con la vida”.
Qué podemos hacer
Hidratarse bien, evitar deshidratarse, en la medida de lo posible si sus condiciones físicas lo permiten debe ingerir unas seis botellas de agua al día, cuidar la dieta, evitar las comidas chatarras, regular la ingesta de frituras y de carbohidratos; mantener el equilibrio, tener cuidado con las proteínas, no excederse con la sal.
Hacer ejercicios, sobre todo los pacientes cardiovasculares, evitar fumar y la ingesta de medicamentos tóxicos para el riñón, como los analgésicos antiinflamatorios llamados AINES, dado que son perjudiciales para su salud renal.
Asista a su médico con regularidad, con solo realizarse un examen de orina y una creatinina sérica usted puede saber cómo está la función de sus riñones.
Si es diabético lleve la dieta, ingiera sus medicamentos y cuide los niveles de glicemia.
Recuerde que lo que hace daño es mantener los niveles de glicemia elevados.
Si es hipertenso, tómese la presión arterial, no pase tanto tiempo sin saber de sus cifras de presión arterial, no olvide nunca los medicamentos, asista a su médico tratante, lleve dieta y aleje el salero de su vista.
Síntomas de alarma
El especialista exhortó a la población a que si observa espuma en la orina, edemas de los pies, si aparece sangre o proteínas en su examen de orina, al presentar dolor en la espalda sobre todo que le corra hacia la panza. Todo paciente hipertenso y diabético debe buscar acompañamiento con un nefrólogo.
Cifra mundial
— Padecimiento
La enfermedad renal crónica afecta al 10 % de la población adulta mundial. Se puede prevenir, pero no tiene cura, suele ser progresiva, silenciosa y no presentar síntomas hasta etapas avanzadas, cuando se necesita diálisis.