La educación superior

La educación superior

La educación superior

Las universidades son centros de altos estudios a donde va a darse cita lo más vital de la población, los mismos de los que forman parte quienes en los días de restricciones generalizadas empujaban por más libertades y que hoy empujan contra el límite de las horas de apertura en los centros de diversión.

Visto de esta manera, la vuelta de las universidades a la docencia presencial no es un desafío ético, es más bien una consecuencia lógica.

Desde el otro ángulo, el de estos centros de altos estudios, la lógica puede ser diferente.
Con el cuatrimestre, o semestre, organizado sobre la base de la docencia a distancia, es razonable llevarlo adelante hasta concluirlo mediante esta modalidad y dar los pasos para ajustarse a una realidad diferente a partir de un nuevo período, si este es el caso, visto que algunas universidades utilizan la modalidad semipresencial como su sistema habitual.

En este punto parece necesario alcanzar algún entendimiento, en vista de que desde el órgano rector de la política educativa superior se advertía ayer que las universidades que tengan reparos al llamado a la presencialidad hecho desde el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT), deben someter la solicitud para su valoración.

Esta realidad tiene medios tonos, y alrededor de estos deben ser valorados los puntos de vista del MESCyT y de las universidades.



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