La economía del bienestar

La economía del bienestar

La economía del bienestar

Daris Javier Cuevas.

Desde la antigüedad, pensadores como Aristóteles, forjaron el criterio de que la economía debería orientar los recursos existentes para satisfacer las necesidades que tienen las personas y los grupos humanos.

Es así como por siglos se ha sostenido que la sociedad está en la obligación de construir una economía del bienestar que sirva a las personas y al planeta, con la finalidad de ofrecer una mejor calidad de vida a los ciudadanos.

Bajo el enfoque planteado se entiende que una economía del bienestar pretende transformar la vida para las personas y ser amigable con el medio ambiente, obligando de esta manera que el modelo económico prevaleciente no trastorne de manera relevante a la población.

Es por todo ello que pensar en una economía del bienestar se traduce, en la práctica, en una distribución equitativa de la riqueza, salud, educación, oportunidades empleo y acceso igualitario al uso de la tecnología.

A pesar de que la economía del bienestar encuentra sus fundamentos teóricos en los trabajos de grandes pensadores de la economía como Adam Smith, Alfred Marshall y Wilfredo Pareto, el sistema económico que ha predominado a escala planetaria ha sido incapaz de promover una economía del bienestar sustentado en la organización y distribución eficaz de los recursos que se genera. Como evidencia de lo afirmado está el flagelo de la desigualdad global cuya máxima expresión es la existencia de un arraigado desequilibrio que invade la composición de la sociedad actual, en el cual millones de personas en todo el planeta carecen y viven excluidos de la sociedad, sin posibilidades de insertarse en la dinámica del bienestar y progreso.

Ese cuadro tétrico tiene su mayor expresión al conocerse que, no obstante, la hecatombe en que ha caído la economía global fruto del impacto causado por el Covid-19, la dinámica de este ha dado espacio para que se incremente la cantidad de multimillonarios y sus fortunas, en medio de la peor pandemia que ha conocido la humanidad en los últimos 100 años. En efecto, el periodo 2020-2021 parecería el de mayor record para la generación de los multimillonarios del mundo, al registrarse un incremento por el orden de la temible cifra de US$5 billones en riqueza en manos de tan solo 2,755 personas ricas, las cuales en promedio poseen una fortuna de US$1.000 millones, de los cuales 600 de ellos surgieron en el presente 2021.

El incremento vertiginoso de los multimillonarios del mundo se manifiesta en el hecho cierto de que en conjunto ellos atesoran una fortuna preciada en la fría suma de US$13,1 billones, superior a los US$8 billones registrados en el 2020.

Tan afortunados han sido los multimillonarios del mundo que el 86% de ellos mejoró su estatus financiero en el fervor de la devastadora crisis del coronavirus, la cual se ha traducido en un negocio muy atractivo que ha permitido que en los primeros seis meses del 2021 surgieron 493 milmillonario nuevo, es decir, cada 17 horas aparecía uno.

Con las cifras expuestas, todo parece indicar que el mundo gira en una forma desproporcionada para cada ser humano que habita en el mismo, si se considera que en medio de la insoportable crisis sanitaria y económica global, la OIT ha revelado que por lo menos 100 millones de trabajadores, a escala global, han ingresado a una situación de pobreza.

En adición, durante el año 2020 la pandemia lanzó a la pobreza entre 119 millones y 124 millones, a lo que suma que en este 2021, como consecuencia de la COVID-19, se expandirá entre 143 millones y 163 millones.

A la Luz de la verdad, la pandemia global ha puesto de manifiesto lo inverosímil como gira el mundo, cuando se observar que una crisis sanitaria ha dado espacio para la expansión de la fortuna, mientras millones de personas le ha causado un gran número de muertes y ha sumido a millones en la pobreza extrema.

Vista, así las cosas, se puede concluir afirmando que los avances y el progreso alcanzado en la primera década del siglo XXI se ha borrado, lo que se interpreta como un Adiós al ascenso social, ante la presencia de un proceso descendente en la economía del bienestar prolongado.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD