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La economía de las tierras raras

Frederich E. Berges Por Frederich E. Berges
Frederich Bergés
📷 Frederich E. Bergés

Uno de los hallazgos revelados recientemente de mayor interés es la existencia de tierras raras en el área suroeste del país.

Tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos, de extracción y purificación muy difíciles y que son parte esencial de las materias primas de los componentes con los cuales se fabrican productos de alta tecnología desde celulares hasta los chips de computadoras y satélites.

Las tierras raras se han constituido, junto a los aranceles, en uno de los elementos de batalla en la actual guerra comercial que libran los EE. UU. y la República Popular China.

A los efectos y como una de la medidas de retaliación a los EE. UU. por querer estos nivelar los aranceles entre ambos países, China ha suspendido la venta y exportación de tierras raras, elementos esenciales para sectores como la defensa y la aeronáutica, con la intención de permanecer como el suplidor principal de estos componentes.

Frente a esta acción los EE. UU. anunció de inmediato el haber logrado un acuerdo comercial con Ucrania, a quienes financian parcialmente la costosa guerra con Rusia, para la explotación de recursos naturales. La intención del acuerdo es que Ucrania comparta con EE. UU. los benéficos de la explotación de ciertos minerales (incluyendo tierras raras) como incentivo económico para seguir aportando recursos para apoyar su lucha armada.

Tras la visita del canciller norteamericano Marcos Rubio al país, se hizo pública la existencia de tierras raras en el país, específicamente en los depósitos de bauxita en la Sierra de Bahoruco. Según algunas estimaciones (aún está por verse publicar una cuantificación precisa) se calcula que en el país puede haber unos 100 millones de toneladas que una publicación estima pueden valer US$20,000 millones.

Obviamente si estas cifras con respecto a nuestras tierras raras son ciertas, y se logran vías para su extracción y purificación económicamente viables, nuestro país se insertaría en la economía de las tierras raras. Pero ojo, con tantos intereses globales apeteciendo estos minerales, nos pudiéramos convertir en peones de un ajedrez mundial donde nadie sabe quién resultará la reina vencedora.

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