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La dictadura de Nicolás Maduro y la crisis política en Haití definen la posible ruptura de Estados Unidos con la OEA

El foro regional debería asumir una posición inédita en estos asuntos claves de América Latina, si quiere evitar un cisma geopolítico liderado por la administración Trump

Desde Washington, Estados Unidos) La posición de la administración Trump ante los organismos multilaterales es pragmática: Estados Unidos continuará como miembro, si sirve para su agenda doméstica e internacional. Caso contrario, renunciará ipso facto.

Donald Trump firmó una orden ejecutiva para determinar si tiene sentido que Estados Unidos integre y financie todos los organismos multilaterales que fueron creados en el siglo XX.

Esa faena política está en manos de Marco Rubio, secretario de Estado, que en el caso de la OEA tiene ventaja: conoce de América Latina, entiende la lógica de poder en la región, y ha enfrentado desde siempre a las dictaduras en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Rubio ya hizo su tarea, y para la OEA asignó cero dólar en el presupuesto 2026 del Departamento de Estado. Sin los fondos de los Estados Unidos, el foro regional es un fantasma desnudo.

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